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martes, 26 de marzo de 2013

EL AJO, poderoso antibiótico


De: ALFONSO CALDERON OTOYA <saratoga_1915@hotmail.com>
Fecha: 25 de marzo de 2013 12:51


EL AJO, poderoso antibiótico 
Lunes, 25 Marzo 2013 04:40

EL AJO, poderoso antibiótico

Químico francés Louis Pasteur descubrió sus propiedades para tratar la TBC

 

El ajo por su fuerte olor es evitado por muchos en su alimentación. Sin embargo, se le han atribuido numerosos beneficios gracias a extensas investigaciones científicas. Los atributos de este alimento van desde sus eventuales cualidades anti-microbiana, anti-cancerígena y también la popular idea de adelgazante.

La planta que popularmente conocemos como ajo se llama en realidad Allium sativum y sus propiedades curativas se han utilizado durante miles de años por diferentes culturas, especialmente en las del Mediterráneo, por ejemplo en la Antigua Grecia.

Antiguamente se utilizaba sobre todo por sus propiedades antibióticas y los soldados tanto griegos como romanos solían masticar algunas antes y después de cada batalla. Por otra parte, los egipcios lo consideraban como un gran afrodisíaco, mientras que en lugares como el Himalaya aún hay pequeñas villas en las zonas más altas en las que se utiliza en todos los platillos ya que ayudan a oxigenar el cuerpo y fortalecer el sistema inmunológico.

A lo largo de la historia se ha estudiado los diferentes componentes vitamínicos y los valores nutricionales del ajo y hoy podemos decir que incluir al menos un diente de ajo día por medio a nuestra dieta puede tener muchos beneficios.

Propiedades antisépticas

El gran químico francés del siglo XIX Louis Pasteur descubrió las maravillosas propiedades antisépticas del ajo que se usó por primera vez para tratar la tuberculosis a comienzos del siglo XX, desde entonces los estudios han confirmado su eficacia sobre las bacterias, hongos, virus y parásitos, es por todo esto que los fitoterapeutas consideran el ajo como un eficaz preventivo. Puede prepararse en casa decocciones de ajo, le ayudará a prevenir enfermedades, si es demasiado fuerte para usted acostúmbrese a añadirlo en las comidas o tome cápsulas.

Mejora el sistema

cardiovascular

El ajo ayuda a reducir los niveles de colesterol en la sangre y mejora el sistema cardiovascular en general. Esto se debe a que regula la producción de colesterol por parte del hígado y además aumenta el nivel del bueno (HDL). Por otra parte, también reduce los niveles del colesterol dañino (LDL). En cuanto al sistema cardiovascular, el ajo es muy bueno ya que una vez en nuestro organismo ayuda a dilatar los vasos sanguíneos, facilitando así la circulación sanguínea y ayudando a prevenir problemas como la arteriosclerosis.

Es un antibiótico natural

El ajo es muy efectivo para luchar contra ciertos microorganismos que a veces son inmunes a los medicamentos. También posee propiedades antiparasitarias y combate a parásitos de la talla de la Tenia (solitaria), limpiando los intestinos y creando un ambiente hostil para el desarrollo de estos repugnantes seres.

Protege contra el cáncer

Este poderoso alimento es también conocido por aumentar la protección contra cinco formas de cáncer: mama, colon, ovarios, próstata y esófago. En un estudio se descubrió que entre más consuma vegetales de la familia alicina, particularmente ajo y cebollas, más bajo será el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Parte de este efecto podría deberse a la habilidad del ajo para aumentar la actividad del tejido de las enzimas desintoxicantes fase II, que son necesarias para desechar los químicos y otras toxinas.

Reduce niveles de azúcar

Ayuda a incrementar el nivel de insulina en el cuerpo, reduciendo así los niveles de azúcar en la sangre. Algunos estudios parecen demostrar que el ajo incrementa ligeramente el nivel de serotonina en el cerebro ayudando a combatir el estrés y la depresión.

Altos contenidos

vitamínicos

Sabemos que el ajo es una importante fuente de vitaminas A, B1, B2 y C. Esto significa que ayuda por ejemplo a mantenerse más joven, a mantener más fuerte y saludable la piel, mejorar la vista (aunque en exceso puede ser contraproducente) y prevenir afecciones respiratorias, entre otras tantas cosas. También posee propiedades anti-inflamatorias y es una buena opción para combatir los problemas frecuentes de los resfriados y prevenir la gripe.

FORMAS DE

CONSUMIRLO

Basta comer dos o tres dientes de ajo todos los días para ensanchar los vasos sanguíneos, lo que ahorra jaquecas, vértigos e insomnios. Su consumo es indispensable para las personas de ocupación sedentarias, en particular para las que realizan trabajos intelectuales, porque estimula el funcionamiento del cerebro, el corazón y las glándulas sexuales.

Una inhalación de ajo triturado cura la gripe, las anginas y catarros en sus etapas iniciales. Este mismo tratamiento es utilizado en casos más serios, como la tos ferina, la pulmonía, inflamaciones de los oídos y de la mucosa de los ojos.

Su uso más común es agregárselo a las comidas y esto alivia enfermedades gastrointestinales infecciosas, colitis, bronquitis y en general cualquier problema inflamatorio. La única contradicción es cuando se sufre de inflamaciones de los riñones.

La medicina popular hace tiempo que conoce un remedio muy eficaz contra la gota, el reumatismo, los cálculos renales y en la vejiga; se trituran cinco bulbos de ajo y se deja reposar en 500 gramos de vodka en temperatura ambiente durante ocho o diez días. Se toma media cucharadita tres veces al día.

¿El ajo produce

mal aliento?

El ajo produce mal aliento y transpiración desagradable, sólo por un corto período de tiempo, es decir mientras se expulsan las toxinas acumuladas en el organismo. Una vez liberadas éstas, ya no se despide mal olor, ni en el aliento, ni en la transpiración, ni siquiera en la orina y las deposiciones.

El olor desagradable que se atribuye a los ajos no es debido a los ajos propiamente dicho, sino a las toxinas acumuladas en el organismo que, al combinarse con los activos principios eliminadores del ajo, despiden ese olor desagradable.

Una persona que tiene una alimentación sana y natural, donde el ajo ocupa un lugar preferencial, no desprende ese olor tan desagradable que se le atribuye al ajo. Eso ocurre en aquellas personas que comen ajo, pero a su vez continúan una mala alimentación, en base a grasas, embutidos, bebidas alcohólicas, etc.

En esos casos, el ajo continúa constantemente eliminando toxinas, producidas por la mala alimentación, y es justamente, la constante eliminación de estas sustancias lo que produce ese olor desagradable, no el ajo.


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