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martes, 22 de enero de 2008

EL EMPIRISMO PEDAGOGICO DE UN INGENIERO INDUSTRIAL

José Ramos Bosmediano, miembro investigador de
la Red Social para la Escuela Pública en América (Red SEPA), ex Secretario General del Sutep.

Fracasada la capacitación docente que el Ministerio de Educación ha realizado en el 2007, según las propias declaraciones del Viceministro de Gestión Pedagógica, Idel Vexler (La República, 02/12/2007, p. 26), el Ingeniero Industrial que funge de Ministro de Educación, José Antonio Chang, acaba de anunciar que otorgará becas a cinco mil estudiantes de Secundaria que hayan obtenido los mejores aprovechamientos académicos para que estudien “pedagogía moderna” en las universidades privadas y públicas; pero también convocará a los profesionales de otras carreras para que se dediquen a la enseñanza en Inicial, Primaria y Secundaria, quienes también serán preparados previamente en la pedagogía moderna que seguramente conoce el ingeniero Chang. Todos los convocados se comprometerán a permanecer en su futuro trabajo por un tiempo y serán remunerados con la inmensa suma de mil ochocientos y dos mil nuevos soles. Esta es la nueva “estrategia” de la no menos “nueva” reforma educativa del gobierno aprista, ante la cual conviene salir al frente para decir, como dijimos cuando la reforma fujimorista y su continuidad toledista, que está condenada al fracaso si se trata de señalar que con ella mejorará la educación peruana.

Un primer asunto que alumbra esta descabellada idea es la persistencia en la reforma educativa neoliberal que parte del postulado de que la crisis educativa se resuelve exclusivamente en las aulas y poniendo como factor, también exclusivo, a los docentes, cuya supuesta incapacidad es la causa de todos los males educativos del Perú, lo que ha quedado supuestamente demostrado con las evaluaciones del 8 de enero del 2007. Resulta que los mexicanos siguen discutiendo este mismo problema después de haber aplicado las mismas estrategias neoliberales desde la década de los 90, y la gran mayoría de los estudiantes chilenos siguen reclamando una mejor enseñanza después de más de 20 años de reforma educativa neoliberal. El objetivo central de esta estrategia es seguir manteniendo a los maestros de la escuela pública, pero también a los de la educación privada, con las mismas ignominiosas remuneraciones para no incrementar el presupuesto para la educación. La municipalización de la educación es parte de esta política de abandono de la educación pública. Esta política no pasa de ser la expresión más acabada del empirismo pedagógico que el pragmatismo, vieja escuela filosófica que ha hecho de la educación su nicho más exclusivo, está alimentando. Por otro lado, hay en el planteamiento el espíritu elitista de ciertos “expertos” como el sionista León Trahtemberg, quien, desde la década de los 90, al lado del neoliberalismo pedagógico, viene sosteniendo la necesidad de formar élites educativas para “dar el salto” por una educación de calidad, tal como vuelve a señalar en estos días en su artículo “Aun si todo fuera cierto”(El Comercio, 31/12/2007, p. a2), cuando dice que El Gobierno debería ser más creativo y ambicioso en sus metas, fórmulas, para dar saltos y financiamiento, pensar en nuevas opciones que hagan “cruces de camino”, como el ejemplificado (se refiere a la posibilidad de convocar a 500 investigadores, de los 40 mil académicos que tenemos, para la formación de un centro científico con un “fondo concursable” (sic) de 500 millones de dólares para generar productos y patentes negociables en el mercado, etc.), más allá de repartir computadoras y creer en sus impactos mágicos. Asimismo, instalar un radar de innovaciones efectivas en el corto plazo y un magneto cazatalentos para ponerlos al servicio del despegue educativo (subrayado nuestro). Al margen de la terminología casi mecanicista del “experto” Trahtemberg (“radar de innovaciones”, “magneto cazatalentos”), que dibuja su indudable empirismo pedagógico, su propuesta viene siendo recogida por los nuevos reformadores apristas de la educación. No es mera casualidad la coincidencia del momento en que Trahtemberg vuelve a la lanzar su propuesta elitista y de desprecio a la gran masa de docentes peruanos y el anuncio del Ministro de Educación sobre lo mismo. No están faltando quienes, tal vez cogidos por la espectacularidad del anuncio en medio de la oscuridad pedagógica que domina el ambiente oficial y oficioso de la educación peruana actual, saludan el anuncio y la brillante idea, como saludaron casi todas las medidas parciales dictadas por los neoliberales en el poder, incluyendo la reciente y tramposa evaluación. El Secretario General del SUTEP ha calificado el anuncio como “interesante”, sin tener en cuenta el inmediato antecedente de las evaluaciones y la promulgación de la Ley de Carrera Pública Magisterial, más la propuesta de su reglamentación que no cambiará, por más que hagan llegar al Ministerio de Educación los más sabios aportes.

Vayamos a lo de “pedagogía moderna”. La pedagogía moderna es el conjunto de teorías, técnicas y procesos que se vienen desarrollando a partir de los creadores de la ciencia pedagógica, siglos XVII y XVIII, y su evolución progresiva y continua durante los siglos XIX y XX. Una de las teorías modernas es el pragmatismo pedagógico, una de cuyas corrientes es el constructivismo de raíz piagetiana que desde la década de los 90 vienen aplicando los neoliberales en América Latina y, particularmente, en el Perú, cuya continuidad está administrando, precisamente, el ingeniero Chang, parece que sin saberlo. ¿Qué otra “pedagogía moderna” nos puede ofrecer? Claro que hoy cualquier persona puede fungir de pedagogo si en unos cuantos meses, o tal vez a distancia, se le instruye en técnicas del aprendizaje, en el espíritu del maestro como mero mediador o “facilitador”, tendencia hoy dominante en la formación de los nuevos maestros. También puede entenderse la formación “moderna” de los maestros como futuros vendedores del servicio educativo, como lo hace el señor Chiang en su Universidad “San Martín de Porres”. O que se llame pedagogía moderna al solo aprendizaje de las TIC. Lo cierto es que todo lo enumerado ya existe y no ha producido, en América Latina, el salto en el mejoramiento de la educación. A toda la parafernalia tecnocrática de la que hacen gala los neoliberales, le faltará, indudablemente, el espíritu de la pedagogía moderna más avanzada, de verdadera renovación, que no solamente innovación como suelen alardear los que conocen la cáscara de la pedagogía pero no su contenido profundo, ni menos se atreven a pensar en un proceso educativo afincado en la tierra, en la realidad, en las aspiraciones de las grandes mayorías (Martí y Mariátegui, respectivamente). Los neoliberales están incapacitados para producir una nueva educación, una nueva pedagogía. Han convertido al proceso educativo en el un simple eslabón de la cadena de la economía de mercado.

En la propuesta de Chang, que es también la de Trahtemberg y de todos los neoliberales, está la exclusión tácita de casi todos los maestros en actividad, tratando de sembrar el señuelo, en los supuestos convocados, que para ellos está reservado un lugar privilegiado en el ejercicio de la carrera docente, ocultando la verdadera estrategia de seguir manteniendo a los docentes en condiciones de creciente pauperización, pero responsabilizándoles de todas las limitaciones de nuestra educación. Por lo demás, éste ha sido el trato que históricamente ha recibido el maestro peruano por las clases dominantes y sus gobiernos republicanos.

En medio de tanta juventud desocupada, cuyos tres tercios anhela salir al extranjero en busca de mejores condiciones de vida, sin saber que el paraíso está aquí, en el ¡8% de crecimiento del PBI que hace tintinear los bolsillos de los dueños del capital y de sus gobernantes de turno!, seguramente no faltarán candidatos para las becas, ni profesionales de otras carreras que buscan ganar algo, por lo menos. Pero acaso estos futuros docentes no se den cuenta que para llegar a ese monto salarial tendrán que pasar por un proceso casi kafkiano de evaluación, salvo que el Ministro Chang pretenda vulnerar la nueva Ley y ponga la garrocha para el salto escalafonario de la nueva élite educativa que ha decidido formar.

Pero el señor Chang tiene un concepto demasiado pobre de los futuros maestros, como lo tiene de los actuales. El piensa que percibir un haber de mil ochocientos o dos mil soles en el Perú a partir del 2015 será un privilegio para los superdotados que piensa seleccionar. Durante la década de los 90 los maestros planteábamos una remuneración básica general de 2000 soles, con los cuales un maestro podía, por lo menos, adquirir un libro mensual, una revista mensual y leer, cuando menos también, un periódico algo serio diariamente, considerando, además, otras necesidades culturales y de actualización profesional, ya que el Estado no lo da, excepto sus capacitaciones fracasadas. Los mil doscientos soles promedio que hoy percibe un maestro nombrado no alcanza ni para vivir los primeros 15 días de cada mes; representa solamente el equivalente al valor de un día de viático de un burócrata del aparato gobernante del Estado. Cuando la nueva élite educativa empiece a trabajar, el sueldo que hoy ofrece el Ingeniero Chang no servirá ni para vivir los primeros diez días del mes. ¡Pero qué importa eso para los neoliberales y para su concepción de la escuela pública, mejor dicho, para la educación peruana, pues la educación que verdaderamente les interesa es la educación privada de élite, a donde no llegarán a trabajar los futuros maestros seleccionados!

Volvemos al empirismo pedagógico, como puede también existir el empirismo en cualquier profesión cuando se la ejerce sin haberla estudiado, con la pura intuición sensible (pragmatismo gnoseológico). La propuesta neoliberal, de la que es tributaria la idea de la formación de élites educativas, viene del pragmatismo y el empirismo que alimenta a través de la “pedagogía de la acción” de John Dewey, cuya filosofía, al decir de Bertrand Russell, le venía como el anillo al dedo a la clase adinerada de los Estados Unidos. El empirismo obedece a la necesidad de resultados inmediatos y no requiere un análisis objetivo de la realidad. Mejor dicho que esta falta de análisis objetivo conduce al fracaso de los procesos, aun cuando ese fracaso conlleve provecho para el que lo produce (pragmatismo ético). El Banco Mundial, a partir de ciertos resultados en materia educativa (repetición, deserción escolar, ausentismo, limitados aprendizajes, etc.), ajustándolos a los objetivos estratégicos del programa neoliberal y sin tener en cuenta las causas reales de la crisis educativa en los países dominados por el imperialismo, impuso sus recetas de privatización, desregulación laboral y contratos docentes, formación metodologista de los nuevos maestros para obtener “logros” inmediatos en los contenidos más útiles para la formación de nuevos trabajadores para el mercado libre laboral (matemática, “comunicación integral”, procesos empresariales). Este programa educativo y sus medidas concretas, en lugar de resolver la crisis, nos está llevando a nuevos entrampamientos. Pero el peor empirismo que se ha entronado en el Ministerio de Educación desde hace ya mucho tiempo es el que procede de la ignorancia de lo que es, con propiedad, la pedagogía moderna.





2

En la página a2 de El Comercio de Lima (enero 6 del 2007), en larga entrevista, el Ministro de Educación Chang Escobedo precisa y amplía sus explicaciones sobre el plan aprista de “elevar” el nivel del magisterio peruano para “mejorar” la calidad de la educación. El entrevistador, Juan Zegarra Salas, siguiendo el libreto de la línea ideológica neoliberal del periódico donde trabaja, le entrega a Chang las preguntas orientadas a demostrar que el plan conducirá, irremediablemente, a convertir al Perú en el líder de la educación mundial, o algo parecido, solamente a través del cambio total de los maestros actuales por una élite “altamente calificada”. Esta entrevista constituye la propuesta de aplicación del Shock educativo que los neoliberales han levantado, en la década de los 90, al lado del fujimorismo que pretendió borrar del mapa al SUTEP a través de la desregulación laboral magisterial, Shock que Jaime Yoshiyama (dirigente fujimorista de los 90) había anunciado durante su campaña electoral para la alcaldía provincial de Lima, y que León Trahtemberg también proponía, todos ellos utilizando los argumentos del Banco Mundial sobre la necesidad de cambiar la orientación del proceso educativo sobre la base exclusiva de una política magisterial de evaluación por resultados y capacitación de “excelencia”; es decir, el correlato educativo de la peregrina tesis del “perro del hortelano” que el Presidente Alan García perfiló en el mismo periódico sobre la necesidad de vender todos los recursos naturales a los grandes inversionistas. Chang Escobedo está proponiendo hoy cancelar todos los derechos de los docentes como condición para resolver la crisis de la educación.

Por su parte, el Dr. Jaime Cisneros, lingüista y ex profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, que viene escribiendo en La República todos los domingos sobre temas educativos, saluda el plan de Chang Escobedo en su artículo Las cinco mil becas (LR/06/01/2008, p. 23), cuando dice, con el más ingenuo optimismo de quien, en su larga carrera de docente universitario y autor de libros de su especialidad, nunca tuvo la idea de sugerir tan brillante idea a los gobiernos, ni plantearlos explícitamente, sintiéndose hoy atraído por la propuesta de un Ingeniero Industrial que sabe de Educación lo que el Dr. Cisneros conoce de Física Molecular: Comienza el año con buenos anuncios sobre educación. Se becará a cinco mil egresados de secundaria para que inicien su formación magisterial. Por un lado aplaudimos, pero en seguida nos esforzamos por ver claro. En todo el resto del artículo el Dr. Cisneros se explaya sobre la vocación magisterial, la trascendencia del acto educativo que no solamente es trasmisión y asimilación de conocimientos y sobre los mejores conceptos de la ya larga tradición pedagógica que conocemos todos los que hemos estudiado pedagogía, sin tener en cuenta que Chang Escobedo no está pensando como educador, ni siquiera como un verdadero Ministro de Educación, sino como un ocasional funcionario de un gobierno que se ha propuesto seguir manteniendo y desarrollando el programa económico, por ende educativo, que el neoliberalismo nos ha impuesto desde la administración del fujimorato.

El texto de la entrevista tiene algunos elementos que no estaban explicitados en los anuncios preliminares, aunque ya estaban implícitos en las medidas concretas que se han venido dando desde el segundo semestre del 2006.

Con espíritu triunfalista, Chang Escobedo establece con claridad que sus objetivos principales son, por un lado, excluir a los maestros actuales de todo mejoramiento de sus condiciones de trabajo, de sus derechos profesionales, pues para ellos, dice, es la Ley de Carrera Pública Magisterial, en cuya reglamentación, agrega, se considerará un menor tiempo de permanencia en el trabajo para quienes, supuestamente, no aprueben las evaluaciones, demostrando que los aportes que seguramente están haciendo llegar algunos intonsos no serán tenidos en cuenta ni para limpiar el escritorio del Ministro. Por otro lado, está la destrucción del sindicato, cuyo debilitamiento ha sido logrado con la estrategia de la evaluación y una respuesta inadecuada, por tibia y hasta condescendiente, de la dirigencia nacional del SUTEP. Para el Ministro Chang la nueva LCPM tendrá una vigencia transitoria, pues los nuevos maestros que se formarán a partir de las cinco mil becas anuales y del reclutamiento de profesionales desocupados de otras carreras ya no necesitarán ninguna ley magisterial, pues su carrera dependerá de la “evaluación permanente”, con un salario de “incentivos”; es decir, un profesorado sujeto a las leyes del libre mercado: el Shock educativo y la desregulación laboral. Que el Ministro niegue los futuros despidos de maestros, es parte del comportamiento gubernamental del APRA, que dice una cosa y hace otra, como el reemplazo del programa electoral aprista del 2006 por el programa neoliberal de Lourdes Flores en curso. Con espíritu autoritario y cínico, reta al SUTEP a realizar huelgas en el período vacacional, aludiendo, con la mentira más descabellada, de que los maestros realizan las paralizaciones laborales para perjudicar a los niños, que es como acusar a todos los trabajadores de realizar sus luchas huelguísticas para perjudicar a los consumidores o clientes de las empresas. Con esta mentalidad fascistoide, propia de quien dirige su propiedad llamada Universidad San Martín de Porres, ningún sindicato magisterial de América Latina y del mundo realizaría paralizaciones laborales por sus derechos.

Otro elemento de la entrevista es la nueva formación de maestros, vale decir, la concepción que el Ministro tiene de los nuevos maestros. Propone su Modelo A: seleccionar a los cinco mil mejores estudiantes de secundaria cada año para formarlos profesionalmente en tres años, con cursos acelerados y “a tiempo completo”, verdadera producción en serie, para supuestamente superar la formación en las actuales facultades de educación de las universidades y en los institutos pedagógicos. En este Plan A subyace la concepción paupérrima que tiene el Ministro Chang de la profesión docente, una carrera que se ha configurado entre los siglos XIX y XX como una carrera de larga duración (no menos de cinco años de estudios), tendencia que ha caminado aceleradamente en los últimos 30 años del siglo pasado. En esta concepción está la idea de formar simples facilitadores que pueden manejar técnicas de enseñanza-aprendizaje para obtener resultados en función del marketing laboral impuesto por la globalización capitalista y su demanda de mano de obra barata. La vocación profesional de la que habla el Dr. Cisneros, en este esquema de formación, así como el trasfondo humanista que debe trasuntar todo maestro para formar al hombre nuevo, están totalmente ausentes. Claro que el Ministro habla también de vocación, pero toda su concepción no tiene nada que ver con este concepto y, por lo demás, ni él mismo ejerce la vocación que seguramente le llevó a estudiar Ingeniería Industrial para luego dedicarse a lucrar con el negocio de la educación. De manera que los estudiantes seleccionados para el Plan A estarán limitados por la concepción tecnocrática de formación magisterial, en centros de formación adecuados a la singular concepción curricular de los nuevos reformadores. Las facultades de educación de las universidades tendrán que reajustar su currículo para satisfacer el nuevo proyecto de formación magisterial del gobierno aprista. El Plan B es más espectacular: el Ministro seleccionará a los mejores profesionales de carreras no magisteriales para prepararlos pedagógicamente en ¡6 meses! Estos nuevos maestros reemplazarán a los actuales profesores contratados que no respondan a las evaluaciones ordenadas por el Ministro Chang. León Trahtemberg debe estar orgulloso por el triunfo de quienes, sin estudiar pedagogía, ejercen la docencia y hasta dirigen centros educativos privados, como en los siglos del empirismo pedagógico. En el Plan B también se plasma la concepción empírica de la profesión docente. En realidad, la profesión magisterial como tal está ausente y su ejercicio, lo repetimos, obedece más a la necesidad de supervivencia que al desarrollo de la vocación para ejercer un trabajo con capacidad, solvencia axiológica y dignidad, como debe concebirse al trabajo escolar y académico.

Nos interesa resaltar el papel del maestro en el proceso enseñanza-aprendizaje como el factor clave para desarrollarlo con buenos resultados. Ya sabemos que los neoliberales, para soslayar las responsabilidades económicas de los estados en el gasto educativo, orientados por el Banco Mundial y el FMI, más la teoría de Milton Friedman orientada a la privatización de todos los servicios públicos, que no solo de la educación, responsabilizan a los docentes de todas las calamidades de los sistemas educativos en los países dominados por el capitalismo, como es el Perú, y han logrado, en gran parte, introducir la idea de que los maestros actuales carecen de idoneidad para seguir en las escuelas, generalización no solamente injusta, sino terriblemente subjetiva. El Ministro Chang se atreve a señalar que Los estudios internacionales concluyen que los sistemas educativos nunca serán superiores a la calidad de sus maestros. Inversamente, si tuvieras un buen maestro, así no tengas una infraestructura adecuada, puedes lograr extraordinarios niveles de aprendizaje. Seguramente que el Ministro habrá leído algún informe o texto parecido a La revolución capitalista en el Perú de Jaime de Althaus, donde se falsifica la evolución económica y social del Perú republicano, que nunca ha vivido una revolución burguesa, por tanto capitalista, y no lo vivirá en el futuro, pues la hora de las revoluciones capitalistas ya pasó.. El Ministro Chang pretende vender la idea de que no es necesario invertir en infraestructura educativa adecuada, ni en material de enseñanza suficiente y moderna, mucho menos en remuneraciones que permitan ejercer la docencia con cierta dignidad, sin dedicarse a otras ocupaciones fuera de la escuela. ¿De dónde ha sacado Chang Escobedo la increíble creencia de que los sistemas educativos, por tanto los estudiantes no pueden ser mejores que sus maestros? Es un hecho que los maestros en todos los sistemas educativos son profesionales que no pueden ser equiparables a los superdotados, que los hay, como los hay en las otras profesiones; pero los discípulos sí tienen todas las condiciones para ser mejores en determinados sectores del conocimiento, lo que no significa minimizar el papel de sus maestros. Bertrand Russell refiere que la educación elemental y básica de su tiempo no fue la mejor, pero el esfuerzo de sus maestros le ayudaron a superar dificultades. El sistema educativo inglés del siglo XVIII, en general, no era el mejor de Europa, y los maestros apenas si sabían escribir su nombre y hacer algunos cálculos de aritmética, pero era una educación que era funcional al desarrollo del sistema capitalista en su etapa industrial. Lo que Chang está pidiendo hoy es una enseñanza adecuada al funcionamiento de la economía neoliberal. Para eso pretende formar maestros sometidos a este sistema y no maestros que por su trabajo reclamen derechos sociales y profesionales, además de una remuneración digna, además de su compromiso con la lucha para la transformación del Perú.

El Ministro no admite que la reforma en política magisterial que impulsa el neoliberalismo, hoy a través de su Ministerio, produce despido de maestros. Pero si él mismo está vaticinando que la LCPM solamente tendrá vigencia para los maestros en actividad, y que los maestros contratados serán reemplazados por los profesionales de otras carreras. Tampoco admite el proceso de privatización que viene ocurriendo en la educación peruana, acelerada desde la década de los 90, y que el costo para los padres de familia en las escuelas del Estado crece directamente proporcional al decrecimiento real del presupuesto para la educación, demostrado hasta la saciedad para las universidades públicas, pero no menos evidente en todos los niveles educativos. ¿Por qué, entonces, sigue vigente el Decreto 882 que diera el fujimorismo en 1996, de claro objetivo privatizador?

El mejor argumento del despido masivo como imperativo del programa neoliberal que orienta al gobierno aprista es el asunto de la estabilidad laboral. Los neoliberales, en todos los campos de la actividad empresarial y en los servicios públicos, consideran incompatible el trabajo estable con la productividad. La desregulación laboral constituye, en realidad, un mecanismo de despido masivo de trabajadores, pues estos quedan sometidos a contratos indefinidos, sin derechos laborales, incluso sin vacaciones ni compensación por tiempo de servicios (CTS) como quiere hoy el Ministro de Trabajo Pasco Cosmópolis. Aplicada a la docencia, Fujimori inauguró la evaluación y los concursos para nombramientos, aumentando el número de maestros sometidos a contratos temporales. Los nuevos maestros que formará el APRA estarán sometidos a la competencia individual para seguir trabajando, cada cual, como en un set de concursos televisivos, buscando ser los “mejores” para recibir el premio. Al final, lo que preocupará más a esos nuevos maestros será esa competencia individualista. La desregulación es despido masivo y esto ningún laboralista lo puede negar.

Tomando las ideas de los empresarios, aunque él también es un empresario de la educación privada, el Ministro rechaza la “estabilidad absoluta”, como si ésta hubiera, pues ni la Ley de estabilidad laboral conquistada durante el gobierno del General Velasco Alvarado establecía la “propiedad” del puesto de trabajo, ya que había causales objetivos de despido. En la Ley Magisterial 24029 se establecían causales de separación temporal y también definitiva, previo proceso administrativo. La falacia del Ministro y de todos los empresarios sirve para ocultar el objetivo de despedir a los trabajadores para no consolidar los vínculos laborales, función que hoy están cumpliendo las services, tanto en el sector privado como en el público. No dudamos que si los planes A y B del Ministro Chang llegan a realizarse, con toda seguridad tendremos services en los centros educativos y hasta profesores sometidos al régimen de los servicios no personales, fuera de planillas, etc., como ocurre hoy en los centros educativos privados.

Cuando el Ministro Chang pretendió invadir los fueros universitarios para evaluar a los docentes a condición de aumentarles sus remuneraciones, aumentos establecidos por una Ley y que el gobierno aprista se niega a cumplir, lo que buscaba es aplicar en las universidades públicas sus planes A y B expuestos en la entrevista que analizamos. Esta es la razón por la cual no se da solución a la huelga universitaria.

El gobierno aprista debe tener un concepto demasiado subjetivo y deleznable acerca de los jóvenes de la educación secundaria y de los profesionales de carreras no magisteriales, para considerar la posibilidad que estos peruanos acudan al llamado de convertirse en maestros conociendo, como conocen, las condiciones económicas en que trabajarán, peor aún sin estabilidad laboral, con la “fabulosa” suma mensual de entre mil ochocientos y dos mil trescientos soles, dejando de estudiar, como primeros alumnos de secundaria los primeros, otras carreras profesionales como la Medicina, el Derecho, la Ciencias Económicas y sus especialidades, las ingenierías, etc. Parece que el Ministro Chang pretende que todos los seleccionados se conviertan en empresarios de la educación, como él, con todo el lucro económico que eso supone.

Lo más reprobable en la propuesta de ofrecer a los jóvenes una paga supuestamente privilegiada frente a los maestros “viejos”, es la orientación pragmatista de introducir los valores mercantilistas, individualistas en la profesión docente. Aquí se refleja el espíritu filisteo del Ministro, su entraña valorativa fenicia y de profundo desprecio por la verdadera vocación magisterial, que no se desarrolla simplemente cuando se estudia pedagogía, sino en el proceso mismo de la enseñanza, en años de práctica profesional y de contacto directo con los niños y jóvenes. Lo que el Ministro ofrece es una “vocación” de ganapán con el agravante de una formación tan acelerada como superficial en lo que se refiere a las ciencia de la educación. El mismo hecho de formar al futuro maestro en seis meses de aprendizaje metodológico, ya dice mucho de la preparación cultural del señor Chang. Para su conocimiento, solamente para dominar la Sicología del Aprendizaje, base de toda metodología pedagógica, se requiere no menos de seis meses de estudio. ¿Y la Sicología del Niño y del Adolescente? ¿Y las teorías curriculares? ¿Y las técnicas de evaluación del aprendizaje? ¿Y las metodologías especializadas? No seguimos más porque para el Ministro la formación magisterial se parece a una especie de entrenamiento para fabricar un producto artesanal.

Finalmente, es conveniente que todos los maestros, los intelectuales no comprometidos con el neoliberalismo, los profesores universitarios de todas las facultades, las organizaciones sindicales del sector educación, levanten su voz crítica frente a una de las más cavernarias ideas sobre la educación, y propicien un movimiento intelectual capaz de recoger los mejores planteamientos para trabajar por una nueva educación en nuestro país. Si el Consejo Nacional de Educación, vapuleado por el Ministro Chang en la entrevista, sigue manteniéndose al lado de una administración ignorante de la educación, tendrá, en el futuro, que compartir las responsabilidades de esa ignorancia.





3

Después de haber expuesto sus ideas centrales sobre el “nuevo magisterio”, el Ministro José Antonio Chang Escobedo dio, con el Presidente Alan García, el paso decisivo para convertir a la profesión docente en un mecanismo de supuesta “meritocracia”, a través del DS 004-2008-ED.

La decisión de considerar como contratables solamente a los maestros del tercio superior en los concursos para ocupar las plazas docentes, constituye una violación flagrante al título pedagógico, al derecho que otorgan al maestro titulado las instituciones académicas que los forman, pues en el propio título pedagógico se determina que al titulado “se le reconozca como tal”. Los concursos para ocupar plazas docentes ya constituyen, de por sí, una medida arbitraria, solamente explicable por la creación indiscriminada de instituciones de formación magisterial, fenómeno ocasionado por la privatización que garantiza el Decreto Legislativo 882 de 1996, como instrumento de la privatización de la educación superior; habiéndose producido hasta la fecha un verdadero “ejército de reserva” para abaratar el trabajo docente, tanto en la escuela pública como en la educación privada. Mediante una prueba de conocimientos los neoliberales han “demostrado” que los maestros peruanos no están preparados, premisa del Banco Mundial para lanzar a los maestros al mercado libre de la contratación.

Hay quienes califican a la medida del tercio superior como “discriminatoria” y “autoritaria”. Tales calificativos, siendo verdaderos, no conducen a una explicación más profunda de su contenido. El DS 004, con criterios autoritarios y discriminadores, forma parte de la reforma educativa neoliberal, de destrucción de la escuela pública y de la profesión docente, hechos que desde la década de los 90 veníamos señalando. Cuando ahora el gobierno aprista decide poner como condición para que los maestros universitarios puedan acogerse a la homologación salarial, ordenada por ley expresa, una evaluación diferente a la establecida por el ordenamiento estatutario de las universidades públicas, busca también anular la estabilidad en el trabajo y crear un mayor número de contratados para disminuir el gasto en planillas. Aquí radica la esencia del problema. El gobierno aprista, como fue en el caso de Fujimori para establecer sus reformas, tiene que hacer uso de medidas autoritarias, con la careta legal que le ha otorgado el Parlamento con el nombre de “facultades extraordinarias” para la supuesta “reforma del Estado”.

Quienes han saludado la medida del gobierno aprista ignoran la inoperancia pedagógica de la teoría del tercio superior. La “élite” que los neoliberales proponen establecer para garantizar la calidad de la educación carecerá del espíritu renovador que se requiere para producir un verdadero cambio educativo. Se ignora que la nueva educación que el Perú requiere no podrá brotar al margen de un cambio del sistema educativo como totalidad, que es lo que está en el fondo de su crisis; y producir, al mismo tiempo, cambios económicos y sociales como condiciones para una nueva educación. La crisis de la educación española actual, no obstante las reformas “descentralizadoras” producidas desde 1992 y los concursos de “oposición” para los contratos docentes, carece de explicación si se le reduce a la formación de los docentes. Federico Mayor, ex Director General de la UNESCO entre 1987 y 1999, señala 9 factores concurrentes para enfrentar la crisis de la educación europea (véase Los sistemas educativos europeos, ¿crisis o transformación?, Fundación “la Caixa”, Barcelona, 2005). Por supuesto que Federico Mayor no se planteaba la necesidad de atacar los problemas de las crecientes desigualdades económicas y sociales generadas por las políticas neoliberales en propio mundo del capitalismo más desarrollado, pero no cometía el error empírico de concentrar la responsabilidad de la crisis educativa en la sola calidad de los maestros. El empirismo de los neoliberales actuales supone que los del tercio superior que resulte de una prueba de selección o, en el mejor de los casos, de los calificativos académicos en una Facultad de Educación o Instituto Pedagógico, tendrán un desempeño profesional altamente superior que el resto de los maestros. Esta suposición, aplicada a cualquier profesión, no es correcta desde el punto de vista de la realidad. En toda profesión hay heterogeneidad de desempeños y hay parámetros profesionales que deben tenerse en cuenta para evaluar el trabajo. ¿Se pretenderá que todos los maestros sean especies de sabios para enseñar a los niños? Si fuera así, no le tendríamos de Ministro de Educación a un Ingeniero Industrial que ni siquiera desempeña su profesión. ¿En qué tercio de los ingenieros industriales se le situaría al Ingeniero Chang Escobedo en una supuesta evaluación de todos aquellos profesionales?

Un tema que tocó el Ministro Chang en la entrevista de El Comercio de Lima fue el de los sistemas educativos. Se atreve a decir que un sistema educativo depende de la calidad de los maestros, de nada más. ¿Un sistema educativo equivale al desempeño de los maestros? De ser así, sería muy fácil para los europeos resolver su crisis educativa, pues sus maestros, en su gran mayoría, están preparados, además de tener un sistema remunerativo que les permite desarrollarse mejor como personas, ciudadanos y profesionales, tan diferente a la paupérrima situación de los maestros peruanos y latinoamericanos. Cuando en el libro que citamos (Los sistemas educativos europeos...) los autores se refieren a los sistemas educativos lo hacen con una connotación amplia, con sus elementos componentes, uno de los cuales son los maestros. Pero el estudio científico del fenómeno educativo a través de la ciencia pedagógica y las ciencias conexas con sentido interdisciplinario conduce a establecer una estructura compleja de cada sistema educativo, desde la base económica y social, hasta el elemento cultural del cual se nutre todo sistema educativo, los elementos materiales como soportes del proceso educativo, el papel del Estado y de sus instituciones, la familia, la formación docente y las condiciones de existencia de los propios maestros. Una verdadera reforma educativa no puede ser considerada como una mera manipulación de los resultados de pruebas de conocimiento especialmente preparadas para “demostrar” que los maestros no sirven para nada. Con los mismos criterios empiristas del Ministro Chang, el Presidente García pretende explicar la crisis de la salud pública con la flagrante mentira de que los médicos del Estado sólo trabajan ¡”cuatro horas”! Este “desliz” no es un desliz. Es un recurso demagógico y efectista para evadir las responsabilidades del Estado en materia de salud, incluyendo la presencia de un empresario quebrado, como Hernán Garrido Lecca, que además no conoce nada de medicina, en el Ministerio de Salud.

Al margen de lo que vienen opinando “expertos” comprometidos con lucrativo negocio de la educación privada, y al margen también de los criterios de supuestos dirigentes de los padres de familia, que en su gran mayoría no han dado su reconocimiento a ningún dirigente regional o nacional, los problemas de la educación tienden a agravarse. Sobre la base de la reforma educativa neoliberal, que en Colombia ha producido una mayor mercantilización de la educación sin resultados positivos para los padres de familia y sus hijos (véase Regreso a las aulas, Editorial de El Tiempo de Bogotá, reproducido por El Comercio de Lima, 17/01/2008, p. a5).

Es lamentable que las autoridades universitarias y las de los institutos pedagógicos del Estado no se atrevan a salir al frente de los atropellos contra la profesión docente y, al parecer, acepten la posibilidad de que profesionales de otras carreras se conviertan en maestros con solamente 6 meses de adiestramiento, que no formación, en metodología pedagógica.

La pedagogía del tercio superior está condenada al fracaso, como fracasaron, en su respectivo momento, todas las medidas parciales que se han venido dando en los últimos treinta años.

El Ministro Chang, imbuido de su empirismo pedagógico, ofrece hoy un nuevo diseño curricular. Se supone que traerá abajo el constructivismo pedagógico impuesto desde 1995 en las aulas. ¿Para qué, entonces, las capacitaciones actuales si con un nuevo diseño curricular se requerirá nuevas capacitaciones para partir, nuevamente, de cero? El empirismo conduce a la más burda improvisación en materia educativa.

Ha fracasado la capacitación en el 2007, no solamente porque repetitivas en su contenido, sino porque los capacitadores no han sabido cuales son las carencias sustantivas de los maestros. Han improvisado y, lo que ha ocurrido con los capacitadores de la universidad Federico Villarreal, bastión de los “intelectuales” apristas, no es un simple botón, sino una de las expresiones de esa farsa montada para encubrir la incapacidad del gobierno en materia educativa.

En todo este proceso, corresponde también a los miembros del Consejo Nacional de Educación su propia responsabilidad. Su boletín informativo virtual se ha convertido en un espacio de autocomplacencia de su colusión con las políticas educativas del gobierno aprista.

No pasarán más años de los que pasaron con el fujimorismo para llegar a la conclusión de que la reforma educativa neoliberal, con todos los parches que se le viene agregando, seguirá convirtiéndose en una muestra de la arqueología de la educación peruana. Ojalá que los reformadores de hoy no escondan la cabeza cuando se les pida cuentas.

Como ocurrió con los maestros seleccionados para el Bachillerato fujimorista, los maestros del tercio superior sólo tendrán la satisfacción de percibir, de marzo a diciembre, un salario que para los neoliberales constituye un “privilegio” frente a la mayoría de los maestros que deben cubrir sus necesidades trabajando en otras ocupaciones. Como ellos, asistirán a un nuevo fracaso.
La lucha por una nueva educación y por las reivindicaciones de la profesión docente no ha periclitado. Hoy y mañana se vuelve una necesidad. La escuela pública enfrenta el reto de su supervivencia frente al apetito de su marginación frente al vil negocio de la educación privada. ¡Maestros, estudiantes y pueblo, a luchar!
24 DE JULIO: V ASAMBLEA NAC. DE DELEGADOS DEL SUTEP(LIMA)
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