(En homenaje al compañero José Manuel Flores Arguijo)
José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en América, ex Secretario General del SUTEP
Las fuerzas represivas del gobierno de Porfirio Lobo acaban de perpetrar otro asesinato: se trata del crimen cometido contra el dirigente socialista y dirigente sindical magisterial José Manuel Flores Arguijo, uno de los dirigentes socialistas más importantes del país centroamericano. Ocurrió el pasado 23 a las 4.15 de la tarde, mientras el dirigente se encontraba trabajando en el centro educativo de formación media (Secundaria).
Como ex Secretario General del Sindicato Único de los Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP) y actual Asesor Pedagógico y Sindical del SUTE Regional de Loreto, en la Amazonía peruana, no dudo en expresar, mediante estas líneas, nuestra solidaridad con el magisterio hondureño, con los socialistas del país de Morazán, con el sindicato de maestros al cual representaba el compañero y camarada José Manuel Flores.
La dictadura golpista no ha cesado
El golpe del 28 de junio del 2009 contra el gobierno de Zelaya, lo hemos dicho en un artículo, no se ha dado porque el ex Presidente había cometido desacato ante el mandato de la Corte Suprema, como interesada y mañosamente argumentaron Micheletti y la cúpula militar que ejecutó la orden de la burguesía neoliberal y del gobierno de Estados Unidos. Fue un golpe para erradicar la tendencia progresista que crecía en ese país y que se expresaba en las políticas gubernamentales del gobierno liberal de Zelaya, tanto en defensa de la soberanía nacional como a favor de las reivindicaciones de los trabajadores y del pueblo. Se buscó frustrar en Honduras el proceso de cambios económicos y sociales que se vienen produciendo en otros países de América Latina y El Caribe.
Pese a las grandes movilizaciones del pueblo hondureño, al movimiento de resistencia a la dictadura, en la que jugaron un papel importante los gremios magisteriales, las fuerzas neoliberales consumaron el golpe y prepararon, con la complicidad de Estados Unidos y de algunos gobiernos derechistas de América Latina, las amañadas elecciones de noviembre y el triunfo del empresario Porfirio Lobo, continuador de la dictadura y sus políticas neoliberales.
Esta dictadura legalizada viene realizando una política de represión contra los sectores democráticos, contra el movimiento popular, contra los trabajadores y sus dirigentes. Asesinatos, detenciones y juicios políticos se producen sin que los organismos internacionales, que dicen defender los derechos humanos, por lo menos se pronuncien. Quienes han levantado su voz contra Cuba a raíz de la muerte de un preso común erigido en "disidente político" y luego en "héroe", parecen no ver lo que viene ocurriendo en Honduras. Por supuesto que la "democracia" hondureña de hoy es el máximo sueño de los "demócratas" como Vargas Llosa, César Hildebrant, Nicolás Linch, Alvarez Rodrich y otros "líderes de opinión" que aprovechan cualquier incidente provocado por los gusanos pagados por Estados Unidos para arremeter contra la "dictadura castrista". Su odio de clase no le permite ven en Honduras sino la "democracia recuperada", esa que pretenden para Cuba.
La resistencia continúa en Honduras
La muerte de Juan José refleja el clima de resistencia popular en Honduras. La dictadura burguesa de Porfirio Lobo ha premiado a los golpistas civiles y militares para consolidar su gobierno. Micheletti ha sido convertido en representante parlamentario vitalicio y los militares han sido eximidos de cualquier falta originada por el golpe. Pero, al mismo tiempo, la dictadura necesita apagar cualquier atisbo de resistencia, que la hay; amedrentar a quienes luchan por una Honduras soberana y con justicia social. No le queda sino la represión brutal.
Buscando su consolidación, para emprender con suficiente garantía de éxito las políticas económicas y sociales que recuperen los privilegios perdidos de la burguesía durante el gobierno de Zelaya, el gobierno neoliberal de Lobo ha trazado un plan de "pacificación" a través de la represión militar y paramilitar. Su objetivo inmediato es amedrentar al pueblo para destruir todo acto de resistencia y de protesta. Le ayudan hoy las determinaciones de no pocos gobiernos latinoamericanos que, sin ningún análisis serio de la situación, han tendido su reconocimiento al nuevo gobierno, incluyendo el de la OEA. Porfirio Lobo y la clase a la que representa tienen hoy carta libre blandir sus armas "democráticas" contra el pueblo que lucha.
Pero la historia de Honduras demuestra que los momentos difíciles para las fuerzas socialistas y populares fueron superados por la acción de las masas. Este momento es difícil, pero con grandes perspectivas para el desarrollo de un nuevo movimiento democrático y revolucionario que haga frente a la dictadura actual y trace un renovado derrotero para conquistar un nuevo gobierno popular para la construcción de un país soberano y verdaderamente democrático.
Quienes, en el Perú, nos hemos enfrentado a dictadura similares, sabemos que la burguesía vende patria puede ser fuerte en la coyuntura, pero débil en lo estratégico.
¡Honor al compañero y camarada José Manuel Flores!
¡Solidaridad con la lucha democrática del pueblo hondureño!
Lima, marzo 25 del 2010
Fuente:
http://vanguardia-intelectual.blogspot.com
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