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En su reciente visita a Madrid, el Presidente Humala he hecho dos declaraciones relativas al Proyecto Conga y la situación política en Cajamarca, que realmente llaman la atención.
En una, se ha referido al Proyecto Conga como un bebe ya concebido al que no se puede abortar. Paralelo que invita a debates complejos sobre qué pasa con los bebes nacidos de actos de violencia y con los proyectos que carecen de licencia social. Quizás Conga termine siendo un insumo para el debate sobre el aborto terapéutico cuando la concepción resulta, digamos, de una violación. Ojala aborden el tema con la Ministra Ana Jara en alguna próxima reunión del Gabinete.
En otra –aun más increíble que la anterior- se ha referido a la situación de Cajamarca diciendo que no permitirá que ahí ocurra una situación como la de Camboya y su republica democrática de los años 70. Como se sabe, la hoy Camboya (entonces llamada Kampuchea Democrática) fue sometida a un régimen de terror y genocidio por los Khmer Rouge entre los a los 1975 y 1979. En el paralelo sugerido por el Presidente Humala, Gregorio Santos –Presidente Regional de Cajamarca- sería nuestro cobrizo Pol Pot. Su movimiento -el MAS cajamarquino, dirigido por el PCdelP Patria Roja- sería nuestro Jemer Rojo criollo. Y el GR de Cajamarca una suerte de Kampuchea Democrática norandina.
Estuve ahí, en reuniones con nuestro supuesto Pol Pot y varios de sus supuestos Jemeres Rojos, y la verdad es que tremenda afirmación no resiste el menor análisis. El MAS es un frente político que ha ganado limpiamente elecciones regionales supervisadas por la misma ONPE y el mismo JNE que validaron la elección del Presidente Humala. Y del PCdelP Patria Roja se pueden decir muchas cosas, pero no se puede negar que desde los años 80 han participado -solos y/o como parte de frentes mas amplios- en decenas de elecciones nacionales, regionales y locales,que han ganado y perdido respetando los procesos democráticos y las instituciones que los rigen. En la actualidad, Patria Roja es parte del gobierno municipal de Lima y si algo no distingue a Susana Villarán es alguna simpatía por la locura homicida que desataron los Jemer Rojos de Pol Pot desde el gobierno de su país.
En Cajamarca, el Gobierno Regional dirigido por Gregorio Santos y el MAS se rige por las leyes vigentes, en medio de una pugna con el Gobierno Central en torno a las atribuciones de cada quien en relación con la zonificación ecológica y económica y la viabilidad del Proyecto Mina Conga. Nadie puede plantear en serio que en Cajamarca hay el peligro que se instale un régimen de terror que asesine al 25% de la población de esa región y es dudoso que el Presidente Santos termine alguna vez juzgado por genocida en algún tribunal internacional.
¿Que puede motivar que el Presidente Humala diga semejante barbaridad? ¿Ignorancia de la historia de Camboya y de la situación de Cajamarca quizás? Sobre Camboya algo habrá aprendido en sus estudios en Francia, que es en donde se formaron los principales cuadros políticos del Jemer Rojo. Pero sobre Cajamarca, él tiene que saber que lo que está diciendo es un infundio. Ni su Sistema de Inteligencia ni su Dirección de Conflictos –salvo que se hayan vuelto locos- le pueden estar dando información sustente afirmación tan absurda.
Y ese infundio, me parece, tiene una intención bien precisa: comenzar a asociar a Patria Roja y dirigentes como Santos con Sendero Luminoso. Comenzar a establecer un paralelo entre Sendero Luminoso y la coalición social y política que hoy en Cajamarca resiste la imposición del Proyecto Conga.
Sucede que la experiencia del Jemer Rojo o Khmer Rouge en los años de la Kampuchea Democrática fue una de control total y absoluto del territorio y de la población con base en el terror sistemático y la eliminación física de toda forma de disidencia. Y en el Perú eso fue exactamente lo que hizo Sendero Luminoso en los territorios amazónicos y andinos que llegó a controlar. Aterrorizó a la población por medio de asesinatos, a veces masivos, destinados a hacer entender a la gente que la discrepancia y la desobediencia se pagaban con la vida.
Decir que con Santos Cajamarca hacia una experiencia camboyana es pues una acusación casi directa de senderismo, de terrorismo. Y es por eso, que las temerarias palabras del Presidente Humala sobre Cajamarca constituyen en realidad un infundio y un agravio contra una fuerza política y un dirigente político sobre los que se puede decir muchas cosas y con quienes se pueden tener muchas discrepancias, pero a los que no se puede acusar de terroristas.
Por lo demás, vale la pena recordar que en su enfrentamiento contra Sendero Luminoso, sectores de las Fuerzas Armadas pusieron en práctica estrategia similares a las polpotianas y las senderistas. Por ejemplo, esas columnas que recorrieron el campo ayacuchano matando a diestra y siniestra hombres, mujeres y criaturas para infundir temor hacia las Fuerzas Armadas y disuadir de cualquier posible apoyo a SL. Por ejemplo, esas fosas comunes en el propio terreno del Cuartel Los Cabitos en Huamanga.
En esta línea de reflexión, ya Gregorio Santos le ha respondido al Presidente Humala que al menos a él nadie lo ha acusado nunca de asesinato ni nadie lo ha investigado por violaciones de derechos humanos. Es que, como se dice, no conviene escupir al cielo.
viernes 27 de enero de 2012
El agua vale más que el oro.
Laguna Yanacocha: antes del saqueo (1992), despues del saqueo (2006). |
Paula Jiménez Marlet y Cristina Pina Gómez .
Otramérica
El bombardeo "peruano" en España se incrementa conforme se acerca el foro que se celebra mañana en Madrid: "Invertir en el Perú". No ha pasado inadvertido el papel manipulador que ha tenido en las últimas semanas El País, coorganizador del encuentro de Ollanta Humala con los empresarios de la "metrópoli". A propósito, las autoras ponen en claro el duelo entre agua y oro que se da en Cajamarca.
En cuestión de dos semanas se han publicado en El País una serie de artículos poco objetivos sobre Perú y los triunfos económicos mediante el expolio de materias primas por parte de las empresas transnacionales. Al conocer la campaña "Invertir en el Perú" que este diario promueve bajo el patrocinio de REPSOL, BBVA y Telefónica, no es de extrañar el enfoque demagógico de la noticia "Una mina decide el futuro de Perú", publicada en El País el pasado 18 de enero. En relación al artículo queríamos ofrecer nuestro apoyo al pueblo de Perú que se está movilizando decidido a que sea la ciudadanía quien decida el futuro del país, y no una mina. El agua vale más que el oro.
Conga es el nuevo proyecto de Minera Yanacocha, empresa que opera en Cajamarca (Perú) desde 1993. Sus yacimientos actuales ocupan una extensión de más del doble que la ciudad de Madrid y su actividad se basa en la extracción de oro a cielo abierto mediante el método de lixiviación con cianuro. El precio del oro y las nuevas tecnologías han hecho muy rentable la extracción en yacimientos como este, con reservas menores a 1 gramo de oro por tonelada de tierra removida.
El rechazo a este proyecto ha sido la gota que colma el vaso de un conflicto permanente que existe desde que la empresa opera en la región. Después de 19 años de actividad minera, Cajamarca no ha tenido oportunidad de ver el progreso prometido, la pobreza alcanzó un 49.1% en 2010 (INEI). De lo que sí pueden dar testimonio los cajamarquinos es de cómo la minería ha generado impactos negativos en sus vidas sin que la empresa se responsabilice de ellos, como la disminución y contaminación de agua en sus canales y manantiales y la vulneración de los derechos de las comunidades.
Ahora, los socios accionistas están decididos a incrementar sus beneficios con el nuevo proyecto Conga situado sobre las cabeceras de cuenca de tres de los principales ríos de la región, fundamentales para el desarrollo agropecuario, principal actividad de la población rural. El argumento de la empresa es que las lagunas impactadas serán sustituidas por reservorios artificiales, pero el estudio de impacto ambiental presentado no da garantías de la viabilidad del proyecto.
Ante las protestas populares en defensa de las lagunas el gobierno central se mostró intransigente ocupando la ciudad de Cajamarca con 4.000 soldados y 3.000 policías antidisturbios, declarando el estado de emergencia. Frente a estos abusos de poder que ejercen empresas y gobiernos, prevaleciendo los dividendos de los accionistas por encima de la defensa de la vida, denunciamos que inversores extranjeros cierren los ojos a estos atropellos de los derechos humanos y ambientales, nos solidarizamos con el pueblo cajamarquino y pedimos que su voz sea escuchada.
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