La victoria electoral de Ollanta Humala pone en duda la supervivencia del partido y frena, al menos de momento, una maniobra para excarcelar al líder
FERNANDO GUALDONI | Lima 07/06/2011
Los analistas coinciden en que la única oportunidad que tiene Keiko Fujimori para mantenerse a la cabeza del movimiento es a través de un férreo control de los 37 parlamentarios con los que Fuerza 2011 contará en el futuro Congreso y evitar deserciones que la debiliten. El transfuguismo es una práctica habitual en la política peruana: el actual Congreso se inauguró en 2006 con cinco grupos y acabará con nueve. El fujimorismo sigue siendo un grupo poderoso: en su agenda están los móviles de muchos militares de alto rango que participaron en la guerra contra Sendero Luminoso y empresarios que hicieron su fortuna amparados por el régimen.
El movimiento populista arranca en el nuevo Congreso con 10 puestos menos de los que obtuvo el bloque nacionalista de Gana Perú, que probablemente gobierne en alianza con Perú Posible, el partido del ex presidente Alejandro Toledo, quien apoyó abiertamente a Humala para la segunda vuelta electoral. Entre ambos grupos tendrán 67 de un total de 130 escaños. La parlamentaria fujimorista reelecta Cecilia Chacón afirmó ayer, tras la reanudación de las sesiones del Congreso, que el partido cerrará filas detrás del liderazgo de Keiko y que hará una oposición responsable, vetando cualquier medida que ponga en peligro la marcha de la economía de mercado que ha permitido al país crecer a tasas récord.
La victoria electoral de Ollanta Humala no solo ha puesto en duda la supervivencia del fujimorismo a largo plazo, también ha frenado, al menos de momento, una maniobra para excarcelar al líder. La operación para liberar al shogun, como algún periodista peruano la ha bautizado con ironía, no busca la amnistía del ex presidente, sino desmontar todo el proceso judicial para demostrar que fue víctima de la parcialidad de los jueces que lo metieron entre rejas.
Ronald Gamarra, uno de los fiscales que logró que condenaran al Chino y que ahora trabaja como abogado defensor de los derechos humanos, afirma que "lo que busca el fujimorismo es forjar una coyuntura política que permita al Tribunal Constitucional anular una decisión judicial que ratificó la condena del líder sin provocar un gran escándalo. Creo que el actual tribunal, modificado durante el Gobierno del presidente saliente, el aprista Alan García, se prestaría a esta maniobra y, si lo hace, allanará el camino hacia la liberación de Alberto Fujimori".
Las organizaciones de derechos humanos sospechan que el aprismo estaba dispuesto a compensar el apoyo recibido por los fujimoristas durante el mandato que ahora concluye con un dictamen judicial favorable a los intereses del ex mandatario. Sin embargo, coinciden en que tras la defenestración del Apra en las urnas (pasó de 36 escaños a seis) y la derrota de Keiko Fujimori el plan se ha quedado en el aire.
El abogado de Alberto Fujimori, César Nakasaki, ha presentado 18 recursos de habeas corpus a favor de su cliente y ha maniobrado para intentar lograr la excarcelación por razones de salud. "Fujimori no tiene un cáncer mortal", afirma Gamarra. "Padece una leucoplasia oral y recibe el tratamiento médico que necesita. Nadie debe morir en la cárcel, en esos coincidimos todos, pero a pesar de los malestares propios de una persona de más de 70 años, el ex presidente Fujimori goza de salud para permanecer entre rejas", concluye.
Fuente: http://www.elpais.com/articulo/internacional/fujimorismo/busca/futuro/derrota/electoral/elpepuint/20110607elpepuint_16/Tes