José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las América (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP (Perú) Los que consideran que la política se divide entre izquierda y derecha están atrasados. La verdadera contradicción ahora es entre los de arriba y los de abajo. (Ollanta Humala, en Entrevista, diario La República de Lima, 13/5/2010, p. 6) Por lo menos con mayor claridad, desde principios del siglo XX, miembros del antiguo Partido Social Demócrata Ruso, que asumía el marxismo y su línea revolucionaria como doctrina y programa para la lucha por el socialismo y el comunismo, y que tenía en Lenin a su principal ideólogo y organizador, abandonaron la ideología revolucionaria para fundar la social democracia internacional, renunciando a la teoría de la revolución socialista proletaria y confiando en la evolución del capitalismo para llegar, espontáneamente, al socialismo. Esta posición obligó a Lenin a organizar el Partido Comunista Bolchevique y fundar la III Internacional. Los Berstein y los Kautsky se quedaron con la II Internacional que hoy ha transitado hacia el neoliberalismo, encubriéndose en una supuesta "tercera vía", cuyo fracaso es hoy un hecho consumado (Blair, Clinton, González, etc.). El APRA es, como se sabe, parte de este conglomerado, vislumbrado ya cuando Haya de la Torre, en los años "aurorales" del aprismo, ya se había comprometido con la socialdemocracia capitalista, deslumbrado por el desarrollo capitalista de los países nórdicos, desde donde escribiera un libro laudatorio del "capitalismo avanzado": Mensaje de la Europa Nórdica. Los ideólogos de la derecha internacional avanzaron un poco más para eliminar la contradicción izquierda/derecha, desde la negación misma de la lucha de clases hasta afirmar que no existe derecha ni izquierda, planteamiento que en el Perú llevó al gobierno del General Velasco Alvarado a plantear su doctrina de la "revolución peruana ni capitalista ni comunista". Ya sabemos dónde fue a parar esa "revolución" y como la derecha peruana, con Morales Bermudes, primero, y con Belaúnde luego, empezó a desmontar todas las reformas que el liberalismo pretendía realizar para desarrollar un capitalismo moderno en el Perú. Esa derecha, que niega la lucha de clases, sin embargo, no se cansó de acusar al gobierno de Velasco de "comunista", para generar miedo en la población y justificar sus propuestas de privatización del Estado que hoy marcha a todo vapor. La "economía nacional de mercado" de Ollanta Humala Ollanta Humala se ha convertido en un líder político que polarizó al electorado nacional en las elecciones generales del 2006, logrando generar una importante expectativa entre el campesinado, sectores importantes de los trabajadores, capas considerables de la población desocupada y una pequeña burguesía empobrecida por la reconcentración de la riqueza en la gran burguesía intermediaria y la pequeña burguesía acomodada (alta burocracia estatal, ejecutivos y empleados bien remunerados de las grandes empresas privadas nacionales y extranjeras). Un factor importante de su liderazgo fue su prédica antinoeliberal, aunque muy limitada a la nacionalización de ciertas empresas estratégicas, su nacionalismo frente a los problemas con Chile y un marcado deslinde con quienes habían entregado las riquezas del país a las transnacionales. Su limitación se deduce de su omisión respecto a la lucha antimperialista y anticapitalista, por tanto, la ausencia de la opción socialista. Aún así, en medio de la crisis y de la búsqueda de una salida política y económica frente a la plaga del neoliberalismo, el Partido Nacionalista Peruano aparecía como lo más cerca a las aspiraciones de democracia, de patriotismo, de justicia de las mayorías oprimidas del país, por lo que no es casual que el apoyo popular al PNP fuera más amplio y contundentes en las zonas más pobres del país, no así en Lima, esa vieja cuna del conservadurismo y de la traición por parte de las clases dominantes. El otro factor que influyó en el apoyo popular a la candidatura de Ollanta Humala fue la ausencia de una fuerza de izquierda socialista, unificada, con liderazgo y con un programa definido, con un discurso firme y claro frente al programa capitalista del "libre mercado" que todos los candidatos de la derecha levantaban en nombre de "los más pobres" y de las "inversiones" que el Perú necesita para "crecer" y "combatir la pobreza". Los sectores de izquierda, antes que generar una corriente socialista con perfil propio, se concentraron, y utilizaron sus mejores aunque pocas energías, en buscar firmas y negociar alianzas con fuerzas que, al final, se fueron a donde tenía posibilidades de pescar representaciones parlamentarias, para luego abandonar al "vientre de alquiler" (PNP) y volver al lugar de donde habían salido: la socialdemocracia de derecha. Tampoco es casual que el grueso de la militancia de izquierda, incluidos comunistas del PCP y del PC del P "Patria Roja", apoyaran a Ollanta Humala en aquellas elecciones, al margen de su dirección política. Los dos factores mencionados siguen actuando en torno a la candidatura presidencial del PNP, aunque hoy las circunstancias tienen otros elementos que pueden disminuir el apoyo popular hacia la propuesta de "economía nacional de mercado", que dicho sea de paso, es una frase difícil de ser asimilada y comprendida por el grueso de electores. Estos ven ciertos gestos del candidato, ciertas frases efectistas y su comportamiento cotidiano de "crítico" del gobierno de turno y de sus medidas políticas. Pero el propio Humala ya no es el mismo "radical" del 2006. Su discurso trata de disminuir el tono antineoliberal de su primera candidatura, concentrando su "esclarecimiento" en no abandonar la tesis del "libre mercado", presionado por la persistente prédica de la derecha, de sus medios de comunicación y de la necesidad de no "poner en peligro" el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) ni "hacer correr a los inversionistas extranjeros" con medidas "populistas". En este clima se entiende bien lo que la entrevistadora de La República (Flor Huilca) logra hacerle decir: son atrasados los que dividen la lucha política entre izquierda y derecha; son supuestamente modernos quienes lo hacen entre los de arriba y los de abajo. Fiel a esta formulación, que ni el Banco Mundial rechaza, bajo la asesoría evidente de economistas como Félix Jiménez, el planteamiento de "economía nacional de mercado" se ajusta muy bien a la prédica de adecuar el programa de gobierno y el manejo de la economía al respeto de las "leyes del mercado", que en las condiciones de la hegemonía capitalista en el país, son las leyes de este modo de producción que no deben, ni pueden ser modificadas, sólo "reguladas" para que los inversionistas "no abusen" y, más bien, actúen con "responsabilidad social". El propio Humala se está poniendo los grilletes neoliberales para que, en caso de ser elegido Presidente para el período 2010-2016, garantice nuevamente la vuelta de ese rinoceronte político llamado Alan García Pérez. ¿Quién es el atrasado, Sr. Ollanta Humala? ¿Es verdad que ya no hay izquierda ni derecha? Difícil es creer que Ollanta Humala haya estudiado una Maestría en la gloriosa Sorbona de París, cuyo espíritu académico, por más moderados que sean algunos profesores, no ha desterrado, por lo menos hasta hoy, el debate en torno a las posiciones que son de derecha y las otras, su contradicción, que son de izquierda. Un reflejo es la propia lucha política en Francia, con partidos que no niegan su credo de derecha y otros que defienden sus postulados de izquierda, aun cuando haya una izquierda comunista y otra simplemente "socialista", como también se denomina en España el PSOE y el partido de Ricardo Lagos en Chile, etc. Izquierda y derecha en el mundo contemporáneo ha dejado de ser una distinción producida por el lugar en una Asamblea, como fue en la Francia revolucionaria de 1789 y su Asamblea Nacional. La izquierda de aquel momento, con Robespierre a la cabeza, representaba al nuevo espíritu burgués que combatía la monarquía y su Estado feudal; y la derecha representaba a esa monarquía que se negaba a morir. A medida que la burguesía triunfante en Europa y Estados Unidos acentuaba más su carácter explotador sobre los trabajadores y el pueblo, la posición de izquierda empezó a definirse, en la lucha práctica de las revoluciones de 1830, 1848 y en la Comuna de París de fines del siglo XIX, como opuesta al capitalismo, modo de producción y sistema social de los capitalistas; mientras que la derecha empezó a significar la defensa del orden burgués actual. Que haya matices entre derechistas y entre izquierdistas, muchos de los cuales con denominaciones risibles, como "centro-derecha", "centro-izquierda" y otras que no se sabe bien ni a quién representan, no constituye la negación de ambos extremos. Los ideólogos y dirigentes de la derecha tratan de hacer creer que izquierda y derecha no existen, pero no ocultan sus calificativos de "izquierdistas" a quienes, sin serlo, consideran que amenazan su dominio económico, como ha ocurrido con Velasco, el "demonio izquierdista" que les quitó sus propiedades. Algunos capitalistas más sagaces aprovecharon las reformas burguesas de Velasco para convertirse en empresarios más modernos y prósperos, los mismos que fueron luego los "doce apóstoles" del gobierno de Alan García. ¿No quiere ser de izquierda el Sr. Ollanta Humala? No lo es. Y no quiere serlo, hasta ponerse al margen de lo que viene ocurriendo en Venezuela por el miedo de que le llamen "de izquierda". Y no lo es porque el postulado de "economía nacional de mercado" no es otra cosa de un capitalismo nacionalista limitado, pues no ofrece otra perspectiva que seguir manteniendo el capitalismo en el Perú, "regulando" el mercado y "redistribuyendo la riqueza" hasta donde lo permita la tasa de ganancia (renta) de los inversionistas. He aquí el límite de la posición progresista del Sr. Humala Tasso. ¿Y existen las categorías de "los de arriba" y "los de abajo" en la lucha política como forma avanzada de la lucha de clases? En términos generales y como metáfora se puede usar para denominar la posición social de los que tienen lo suficiente para vivir, más un excedente para el consumismo actual; y la de la gran mayoría que tiene apenas lo suficiente para seguir supervivendo, agregándose aquellos grupos que no tienen casi nada. Franz Fanon usó bien la terminología para designar a "los de abajo" como "los condenados de la tierra", y fue un luchador infatigable y consecuente, pero no logró formar una conciencia de la liberación de esos "condenados". En la literatura también encontramos la denominación en la obra del Mexicano Mariano Azuela, Los de abajo, una de las novelas fundadoras de la narrativa social en América Latina. Pero en la terminología de la sociología política científica ambos términos son imprecisos, prestándose para que cualquier demagogo se presente como "defensor de los pobres" y hasta de "los más pobres", como solía decir Alberto Fujimori Fujimori. En realidad, los de la derecha usan esa terminología para escabullirse de su credo y espíritu capitalistas, como Bill Clinton usó el término "tercera vía" para denominar su política a favor de las transnacionales. Alan García tiene el mérito, el único en verdad, de decir abiertamente que sólo el capitalismo salvará al Perú. Humala no ha llegado a tanto, pero su postulado y su rechazo a la contradicción entre izquierda y derecha son serios indicios de que esta jugando con fuego. Izquierda y derecha definen, pues, posiciones a favor del socialismo o a favor del capitalismo, respectivamente. Las otras denominaciones, que Humala prefiere, encierran, a lo más, un sentimiento, una emoción, pero no una definición programática, que es lo que se requiere para señalar adecuadamente el rumbo del Perú nuevo. Las denominaciones "los de arriba" y "los de abajo" pueden usarse para designar las dicotomías del pasado esclavista o del feudalismo, por lo tanto, no es un asunto solamente de hoy ni para hoy. En cambio, izquierda y derecha definen lo que hoy es la confrontación política fundamental. Iquitos, mayo 21 del 2009 Email: amazonayahuascaramos@yahoo.es Fuente: http://vanguardia-intelectual.blogspot.com |
¡UNIDAD PARA LUCHAR,UNIDAD PARA VENCER!
Estimados maestros y maestras:
Estamos atravesando circunstancias difíciles para el magisterio y la educación pública. El mensaje presidencial por fiestas patrias ha hecho más evidente el abandono, por parte de Ollanta, de sus compromisos electorales y la continuidad del modelo neoliberal.
Lejos de cumplir con lo ofrecido al magisterio y lo avanzado en la mesa de diálogo, respecto del urgente incremento de remuneraciones y pensiones, así como el pago de la deuda histórica, lo que tenemos es una propuesta de una "Ley de Desarrollo Docente" que, por presión de los defensores de la mal llamada Ley de CPM, hasta le han cambiado de nombre y, hasta donde se conoce por la versión no oficial que está circulando, en el marco del ahorro fiscal que exige el Ministerio de Economía, por orden del FMI, pretende anular los más importantes beneficios económicos y hasta rebajar los niveles alcanzados por los maestros comprendidos en la Ley 24029 – 25212.
Sin embargo, el SUTEP cuenta con el Anteproyecto de Ley del Profesorado, que luego de ser aprobado en dos convenciones nacionales sucesivas y de una amplia difusión, ha sido presentado al Congreso de la República por intermedio del Colegio de Profesores del Perú. Tal como lo ha aprobado la V Asamblea Nacional de Delegados del SUTEP, del 02 de agosto, exigimos el más amplio debate de ambas propuestas con la participación de los directamente involucrados como somos los maestros.
Entre otras cosas, debemos exigir:
1) Aumento para todos los maestros (desde el piso salarial) y proporcionalmente a los niveles. ¡No a la rebaja de los sueldos!
2) Respeto a los niveles alcanzados en las respectivas leyes (24029 y 29062) no a las "reubicaciones" arbitrarias y sin criterio pedagógico. ¡No a la rebaja de niveles!
3) Carrera de 5 niveles y desarrollo meritocrático (por evaluación) para los ascensos.
4) Evaluación que incida principalmente en el desempeño en el aula o la función que se ejerza.
5) Respeto a todas las bonificaciones y asignaciones conquistadas.
6) Respeto de la estabilidad laboral.
7) Desarrollo magisterial con equidad, no a la condena del 70% de maestros a una "carrera" de dos niveles (29062).
Lamentablemente en esta lucha tenemos dos distractivos: por un lado los defensores de la mal llamada Ley de CPM de Chang y García, que plantean no tocar ese engendro y "ni un sol de aumento si no es previa evaluación"; y, por otro lado el anarquismo divisionista que le hace el juego a los enemigos del magisterio y que tras el objetivo de legitimar al movadef de sendero luminoso, para buscar la amnistía de Fujimori, Montesinos y Abimael Guzmán, han promovido una huelga de una minoría del magisterio del sur del país, generando ante la opinión pública la imagen de un sindicato dividido, que sólo favorece a los implementadores de la reforma educativa neoliberal, privatista y antimagisterial. No es la primera vez que lo hacen: en el 2003, con su accionar divisionista, dieron motivo para la declaratoria del estado de emergencia y la posterior aprobación de la Ley General de Educación 28044 que da inicio a la "evaluación para la permanencia"; en el 2007, igualmente promovieron una huelga divisionista que permitió la dación de la Ley 29062 mal llamada de CPM de Chang.
Hoy requerimos de la más amplia unidad para enfrentar esta situación. Además del amplio debate para el que debemos estar preparados, en base a nuestra propuesta, necesitamos estar mentalizados para las más diversas acciones de masas que debemos implementar en el momento oportuno, sobre todo cuando se inicie el debate en el Congreso, incluida la huelga. Participemos activamente en las reuniones de estudio y debate de la Ley el 10 de agosto y garanticemos la presencia de nuestros delegados en la Convención Nacional Extraordinaria del 18 de agosto. Pongamos en tensión todas nuestras fuerzas.
Rene Ramírez Puerta
Secretario General SUTEP