NUESTRAS CONDOLENCIAS A LOS FAMILIARES DE PRÓSPERO.
SU RECUERDO PERDURARÁ ENTRE NOSOTROS, COMO EL LUCHADOR QUE FUE.
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ALFONZO VALDERRAMA
Pte. UFREPP.
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Sindicatos coordinan paro nacional
CAMBIO DE GABINETE NO GARANTIZA UNA MEJORA A LA GOBERNABILIDAD
· Nuevo ministro de Trabajo apoyó la Ley Pulpin y no promovió diálogo en el Consejo Nacional de Trabajo.
El presidente de la Central Unitaria de Trabajadores del Perú (CUT Perú), Julio César Bazán Figueroa, dijo que se ha construido un nuevo gabinete para satisfacer a la oposición y evitar la censura, sin embargo los nuevos ministros no garantizan una mejora en la gobernabilidad del país.
"Los trabajadores consideramos que el nuevo cambio de algunos ministros es una componenda política de sobrevivencia del actual gobierno, a fin de poner paños fríos a la moción de censura que iba ser presentada por la oposición ante la imputación de supuestos actos de corrupción", precisó.
Julio Bazán dijo que el Gobierno se ha asegurado que no le pase nada a sus piezas claves, manteniendo al frente del gabinete a Ana Jara; colocando a Fredy Otárola en el ministerio de Justicia; dejando a los ministros de Economía y de Producción; y nombrando a Daniel Maurate Romero como ministro de Trabajo, a pesar de que no hizo nada como viceministro de Trabajo.
"Estos nuevos ministros fueron responsables de normas como la Ley Pulpín, la Ley de ceses colectivos, la Ley de reducción de salarios y la Ley de modificación de las atribuciones de los inspectores, es decir se trata de personas que participaron en la promulgación de normas que vulneran los derechos fundamentales.
Organizan paro nacional
La CUT Perú considera que el ministro Maurate Romero no garantiza el cambio en las relaciones de trabajo que los trabajadores esperaban. "Él defendió la Ley Pulpin y salió a atacar a los jóvenes. Como viceministro no resolvió temas importantes como promover un programa que permita pasar de la informalidad a la formalidad laboral, a pesar que esto fue un acuerdo de una comisión bipartita, entre el Gobierno y los trabajadores".
Bazán Figueroa recordó que la gestión de Fredy Otárola se caracterizó por mantenerse alejada de la búsqueda de soluciones a los problemas laborales, por eso, se prevé que el nuevo ministro continuara con lo mismo.
En ese sentido, los trabajadores emplazan al ministro Maurate Romero a convocar inmediatamente a los trabajadores a una reunión para que comunique cuál es su plan de trabajo porque hasta la fecha, en el sector, siguen pendientes las negociaciones colectivas, la remuneración mínima vital no es discutida; y en la Sunafil, las inspecciones solicitadas tienen direccionamiento a favor de las empresas, así como otros temas relacionados con la protección de los derechos de trabajadores.
Finalmente, Julio Bazán pidió llevar adelante el dialogo social a nivel nacional porque las acciones realizadas hasta la fecha no son suficientes, pues siguen los conflictos a nivel nacional. "La CUT Perú continúa sus coordinaciones para realizar un paro nacional en tanto el Gobierno no dé un giro a su política. Este 21 de febrero, tendremos una reunión del Consejo Directivo Nacional para consultar fecha de este paro nacional".
Lima, 18 de febrero de 2015
Central Unitaria de Trabajadores (CUT Perú)
Teléfono: 996-079-133/ #874812
Resolución que autoriza ingreso de personal militar extranjero en Perú
El tuitero sin cabeza
Daniel Urresti ha saltado de ministro a candidato en la escena peruana
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La leyenda del jinete sin cabeza demuestra que la decapitación no significa necesariamente el fin de las andanzas, o cabalgatas, terrenales del descabezado. Que se sepa, ni el hessiano sin testa en la leyenda de Sleepy Hollow ni el texano similarmente abreviado en la novela de Thomas Mayne Reid celebraron el tajo del destino que los forzó a llevar la cabeza en la mano. Por lo contrario, penaron furiosamente.
Algo diferente sucedió el martes pasado en la política peruana. Presionado por una crisis política, debilitado por el descenso de su popularidad, a menos de un año y medio de terminar su mandato, el presidente Ollanta Humala cambió a cuatro ministros de su gabinete. Uno de los que salió fue el ministro del Interior, Daniel Urresti, un general en retiro del Ejército que en pocos meses de gestión acumuló grados sorprendentes de popularidad y de controversia.
Ninguno de sus opositores celebró su salida con más entusiasmo que el propio Urresti. Describió en su twitter su decapitación funcional como una graduación y no un despido. "… porque finalmente lo que ellos querían era mi cabeza, aquí está, llévensela. Ya tienen mi cabeza, la mía y la de otros ministros …". Con el regalo burlón de su cabeza, Urresti sugirió lo que era evidente que iba a suceder: el salto de ministro a candidato. En Sleepy Hollow la cabeza del hessiano ataca en silencio; la de Urresti en Twitter no para de hablar.
Hasta en el ámbito casi extinto del populismo militar latinoamericano, Urresti es singular. Su protagonismo y notoriedad han ocurrido dentro de una democracia, utilizando, aunque con hiperactividad casi maniática, sus instrumentos de debate público. Cuando fue ministro, una gestión de constante movimiento y apariciones personales en lugares donde se producían hechos policiales proyectó ante la gente una percepción de acción enérgica, de mando y de control. Después de las gestiones desvaídas de sus predecesores, la adrenalina con turbo de Urresti hizo que su popularidad se elevara aceleradamente. En pocos meses su preferencia en las encuestas era casi mayor que la suma de la de sus colegas de gabinete.
Cuando la percepción y la realidad no terminaban de compararse, emergió otra faceta de Urresti. Mientras el presidente y casi todos sus otros ministros demostraban elocuencias penosamente insuficientes en el debate y manejo de asuntos públicos, Urresti arrancó a polemizar con burlona, punzante agresividad especialmente con Keiko Fujimori y con el usualmente temido (por su experiencia política y oratoria) Alan García. El militar retirado escogió la diatriba y el sarcasmo como armas preferidas y Twitter como vehículo de acción rápida.
Aunque buena parte de los tuits prodigados en ráfaga por el exministro muestren un uso poco sutil, basto y muchas veces desmedido de la ironía, consiguieron una eficacia sorprendente. Es que la diatriba y Twitter pueden danzar juntos toda la noche, están hechos el uno para la otra.
De hecho, ante una prensa controlada en casi el 80% del mercado por un grupo, el de El Comercio, Urresti ha proclamado su estilo de Twitter como una alternativa eficaz para el combate comunicacional de la campaña presidencial. Al concentrarse cada día más en los ataques a García y Fujimori logró la notoriedad que lo llevó a regalar su cabeza de ministro para encasquetarse en la de candidato. Eso es lo bueno de las decapitaciones metafóricas: uno puede cambiar igual de gorra o de cabeza.
En sus ataques a García y Fujimori, Urresti apela sin parar a la memoria de desastres y fechorías durante los regímenes de aquellos.
Pero Urresti carga también con la memoria como vulnerabilidad. En noviembre de 1988, cuando arreciaba la guerra interna contra Sendero Luminoso, Urresti era un capitán con el seudónimo de Arturo a cargo de la inteligencia y contrainteligencia en la provincia de Huanta, Ayacucho. Ese mes fue asesinado por militares el periodista Hugo Bustíos. Dos jefes militares fueron luego juzgados y sentenciados por ese asesinato. Varios años después, el nombre del capitán Arturo salió a la luz y Urresti se enfrentará a una acusación por el caso.
De acuerdo con lo que se sabe, Urresti no participó en la ejecución del asesinato. Pero resulta muy poco probable que no hubiera sabido casi de inmediato quiénes mataron a Bustíos, bajo las órdenes de quién.
De manera que, con la memoria como arma de múltiples filos, lo más probable es que el principal enemigo del probable candidato gobiernista Urresti no resulte ser Alan García ni Keiko Fujimori sino, avanzando lento desde la distancia de los años, el capitán Arturo con una cabeza por entregar.