LA MINERIA-AMANTE Y LA AGRICULTURA-ESPOSA
Jorge Pereyra
Un campesino cajamarquino le preguntó a un sabio si debía quedarse con su esposa o con su amante.
El sabio tomó dos flores en su mano: una rosa y un cactus. Y le respondió al individuo:
- Si te doy a escoger entre ambas flores, ¿cual eliges?
El campesino sonrió y expresó:
- Pues la rosa… ¡Eso es lógico!
Pero el sabio le contradijo:
- No estés muy seguro de ello. A veces las personas se dejan llevar por la belleza externa o lo mundano y eligen lo que brille más, lo que valga más, pero en esos placeres no está el amor. Yo, en cambio, me quedaría con el cactus porque la rosa se marchita y muere.
El sabio prosiguió:
El cactus, a diferencia de la rosa, sin importar el tiempo o el clima, seguirá igual, verde con sus espinas, y un día dará la flor más hermosa que jamás hayas visto.
Y a continuación acotó:
- Tu mujer conoce tus defectos, tus debilidades, tus errores, tus gritos, tus malos ratos y aún así está contigo. Tu amante, por el contrario, sólo conoce tu dinero, tus lujos, los espacios de tu pasajera felicidad y tu sonrisa.
Lo mismo pasa con la minería y la agricultura.
La minería es como la amante o la rosa: no dura mucho, no es sostenible, tiene un brillo externo que seduce, pero con el tiempo te abandona, destruye los recursos hídricos, y deja tras de sí un territorio desolado, contaminado y yermo.
La agricultura es como la esposa o el cactus: desde hace milenios nos alimenta, siempre está con nosotros en las buenas y en las malas, es sostenible, y permite que tu trabajo cubra de verde las planicies y laderas en una armónica relación con el agua.
Jorge Pereyra
Un campesino cajamarquino le preguntó a un sabio si debía quedarse con su esposa o con su amante.
El sabio tomó dos flores en su mano: una rosa y un cactus. Y le respondió al individuo:
- Si te doy a escoger entre ambas flores, ¿cual eliges?
El campesino sonrió y expresó:
- Pues la rosa… ¡Eso es lógico!
Pero el sabio le contradijo:
- No estés muy seguro de ello. A veces las personas se dejan llevar por la belleza externa o lo mundano y eligen lo que brille más, lo que valga más, pero en esos placeres no está el amor. Yo, en cambio, me quedaría con el cactus porque la rosa se marchita y muere.
El sabio prosiguió:
El cactus, a diferencia de la rosa, sin importar el tiempo o el clima, seguirá igual, verde con sus espinas, y un día dará la flor más hermosa que jamás hayas visto.
Y a continuación acotó:
- Tu mujer conoce tus defectos, tus debilidades, tus errores, tus gritos, tus malos ratos y aún así está contigo. Tu amante, por el contrario, sólo conoce tu dinero, tus lujos, los espacios de tu pasajera felicidad y tu sonrisa.
Lo mismo pasa con la minería y la agricultura.
La minería es como la amante o la rosa: no dura mucho, no es sostenible, tiene un brillo externo que seduce, pero con el tiempo te abandona, destruye los recursos hídricos, y deja tras de sí un territorio desolado, contaminado y yermo.
La agricultura es como la esposa o el cactus: desde hace milenios nos alimenta, siempre está con nosotros en las buenas y en las malas, es sostenible, y permite que tu trabajo cubra de verde las planicies y laderas en una armónica relación con el agua.