Balance de Elecciones en Perú
Explosividad, polarización, derrota de la derecha, victoria nacionalista y perspectiva
César Zelada
Los resultados de las elecciones generales son impresionantes. A pesar del "milagro económico" de 6% de crecimiento del PBI (que se adjudica García), de candidaturas de izquierda desperdigadas (Despertar Nacional, Fuerza Social, Fonavistas) y de una guerra sucia derechista agresiva, el pueblo peruano voto mayoritariamente por Ollanta y el Nacionalismo dándole el 31% de los votos. Alejandro Toledo, de Perú Posible (PP), obtuvo el 15%, mientras que Keiko Fujimori (de Fuerza 2011), Pedro Pablo Kuchinsky (PPK), Lucho Castañeda (de Solidaridad Nacional), conquistaron el 23%, 19% y 9%, respectivamente.
Como dice el periodista Raúl Wienner, hasta la actualidad, varios periodistas como Aldo M, e incluso intelectuales como Julio Cotler, siguen confundidos al no poder explicarse como un candidato que 45 días antes del día D estaba en el cuarto lugar logro pasar a la segunda vuelta ocupando el primer lugar.
La verdad es que a pesar de las limitaciones orgánicas y metodológicas como oposición nacionalista en el Congreso, las bases materiales de pobreza, desempleo e incertidumbre (la mayoría de la población es comerciante), en las que vive más del 40% de la población (siendo en la sierra más del 70%), se expresaron a través del liderazgo de Ollanta que durante todo este tiempo se mantuvo firme con los 10 puntos programáticos que demandan un cambio del modelo neoliberal.
Frente a la tesis derrotista y sectaria de algunos grupos de izquierda, nosotros dijimos en un documento anterior, "…las condiciones políticas para la victoria de Ollanta están dadas…Entonces, frente a la perspectiva pesimista de los que creen que "ya fue", nosotros señalamos que las condiciones son más favorables ahora que en el 2006 para derrotar a la derecha pro imperial…", (Condiciones favorables para la victoria electoral nacionalista, 28/12/10).
Mencionamos factores internacionales con gobiernos nacionalistas de izquierda en el continente, factores nacionales de división de la derecha, radicalidad y explosividad del pueblo, así como candidatos desgastados y corruptos que expresan el continuismo frente al cambio que manifiesta la Gran Alianza Nacionalista (GANA PERU) con propuestas como pensión 65, Cunamás, revolución educativa (aumento de presupuesto al 6%), aumento gradual de salarios a 1300 soles (el salario mínimo es de 600, aproximadamente $200), reducción del precio del gas a 12 soles, defensa de los derechos laborales, impuestos a las sobreganancias mineras y la nacionalización de las empresas estratégicas del país.
Y el desarrollo de los acontecimientos nos dio la razón. Esto, gracias al uso correcto del método del materialismo dialéctico. Lo que no pudimos prever fue el performance de PPK (agente directo del Imperio del Norte que debió su ascenso al apoyo de Miguel Ángel Cornejo, entre otros factores) y la caída estrepitosa de Toledo (que en parte se debió a su rol de Felipillo frente a la embajada yanqui filtrado por ésta última a través de los wikileaks).
No obstante, el pase a segunda vuelta de Ollanta y Keiko expresa nítidamente la polarización social entre CONTINUISMO O CAMBIO que se ha manifestado a través de varias explosiones y rebeliones de masas desde la Marcha de los 4 Suyos, pasando por el Arequipazo, Tacnazo, Moqueguazo, Baguazo o la resistencia del pueblo de Islay contra la minera Tía María en Arequipa, en plena campaña electoral (con el saldo de 3 muertos).
Es verdad que Keiko logra pasar al ballotage en parte porque se mantuvo al margen de los dimes y diretes y porque tuvo buena performance en el debate presidencial ( http://www.youtube.com/watch?v=OhUwQWlwIjM), pero también porque expresa el voto de algunos sectores populares que se beneficiaron con la política asistencialista de su padre, del ex dictador preso Alberto Fujimori, así como del orden neoliberal y antiterrorista (frente a Sendero Luminoso). Pero en todo proceso de cambio, siempre existen estos sectores que son los más atrasados políticamente (Leer "El Keikismo" de Gustavo Espinoza).
Así las cosas el resultado electoral del 10 de abril manifiesta claramente la derrota del APRA y la derecha así como la victoria de Ollanta y GANA PERU.
Pero también expresa que para garantizar la victoria en la segunda vuelta habrá que hilar fino en la política de alianzas más aún cuando lo más probable es que Luis Castañeda y PPK, agentes del Imperio y la clase dominante, cerraran filas con Keiko, para evitar un gobierno nacionalista que aperture una nueva etapa política de democratización del poder.
En este sentido es clave, como decía el filósofo Spinoza, "ni reír, ni llorar, sino comprender". Comprender que a pesar de la feroz guerra sucia contra Ollanta y de un candidato como Toledo que ofrecía casi lo mismo que el Nacionalismo (impuesto a las sobreganancias, revolución educativa, redistribuir la riqueza, etc.), la clase trabajadora dio un apoyo rotundo a GANA PERU, demostrando un alto nivel de conciencia política.
En este marco, la moderación política del Comando de Campaña es entendible desde el punto de vista táctico electoral, pero incomprensible desde el punto estratégico de ser gobierno y poder. "Conversar no es Pactar", decía Ramiro Priale. No obstante, hay una corriente dentro de GANA PERU, dirigida por el recién elegido Parlamentario Andino, Alberto Adrianzen, que cree que es clave un Pacto político con la derecha para ganar las elecciones y co-gobernar (con la bancada de PP, el nacionalismo sumaría 66 congresistas, de 130). De consolidarse esta posición, tendrá repercusiones a nivel político en la base de apoyo del nacionalismo llevándolo a un desgaste político más rápido que Evo Morales (sobre este tema regresaremos con otro artículo).
El traspase de varios tecnócratas de PP hacia las filas de Ollanta así como el "apoyo político" de Toledo, tenía el objetivo de presionar a Ollanta y GANA PERU para que en un co-gobierno se garantice la continuidad del modelo neoliberal pero con la política del rostro humano (que fracaso cuando el Toledismo). 947869902
Lo que hay que decir es que ni Evo Morales ni Rafael Correa necesitaron pactos de esta naturaleza. El 15% de la votación que obtuvo Toledo fue por un cambio moderado del estatus quo. Por eso es correcta la posición de Ollanta de no firmar ninguno de los Pactos de Sujeción que PPK, Toledo y Max Hernández, quieren hacerle firmar, para que en futuro gobierno nacionalista, al igual como sucedió con Zelaya, traten de derrocarlo a través de un golpe de Estado cívico militar.
De igual forma podemos señalar que un porcentaje de la juventud que voto por Castañeda y PPK, lo hizo más por la campaña mediática y la política de autoestima de Migue Angel Cornejo, que por creer firmemente en el discurso de estos (que por si acaso tampoco era un programa de derecha). Hay que tener en cuenta que en una encuesta pasada de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), el 70% de la población está por un cambio del modelo económico neoliberal (una mitad quiere un cambio gradual y la otra radical).
Si a esto aunamos que por lo general la gente tiende a votar por opciones ganadoras, pues, lo único que tendría que hacer GANA PERU es afianzar su política hacia la Juventud explicándoles que la igualdad de oportunidades que prometemos sí vamos a cumplir nacionalizando las actividades estratégicas del país por el cual obtendremos miles de millones de dólares para industrializar el país y crear decenas de miles de puestos de trabajo. Hay que decirles a los jóvenes que los televisores, refrigeradores, radios, planchas, autos, computadoras, celulares, los crearemos aquí con su fuerza intelectual y de trabajo.
La perspectiva política peruana es compleja, dinámica y explosiva. La Guerra sucia agresiva que está ejecutando la derecha, bajo el apoyo a Keiko Fujimori (demostrando el carácter reaccionario de la clase dominante peruana), lo único que logrará será profundizar más las contradicciones entre las clases sociales en contienda. Ollanta quiere realizar un programa de gobierno de Economía Nacional de Mercado para industrializar el Perú, pero las reformas nacionalistas de Evo, Correa y Chávez, demuestran claramente las limitaciones de estas en el marco del sistema.
En verdad, las condiciones políticas para la victoria de Ollanta son excepcionales e históricas (superiores incluso de las de Izquierda Unida en los 80s). Solo un grave error político puede evitar la victoria nacionalista. No obstante, la derecha peleará hasta el final para que gane Keiko. Y si ganase la derecha, al Perú le espera un gobierno de características fascistas conllevándonos a grandes convulsiones sociales.
De ganar Ollanta, como decimos anteriormente, aperturará una fase de democratización del poder, que solo puede ser garantizado si las direcciones socialistas sacan las lecciones correctas del proceso revolucionario continental. No obstante una gestión nacionalista será complicada teniendo en cuenta que el Fujimorismo quedará como segunda fuerza política. El Fujimorismo le declarará la guerra al gobierno de Ollanta desde el primer día de mandato y además organizará el boicot y la conspiración para derrocar a Ollanta y regresar al Poder para liberar a las decenas de presos por corrupción en los 90s como sus líderes Fujimori y Montesinos. Una de las primeras pruebas de fuego será el Congreso de la República donde el Nacionalismo tiene 47 de 130 parlamentarios.
Por tanto, si se quiere tener mayoría congresal para aprobar leyes a favor del pueblo, pues, bastaría con aumentar los salarios, rebajar el precio del gas, y defender los derechos laborales de los maestros y trabajadores, conquistando las mentes y corazones populares, para luego, convocar a una consultar popular que expresen el verdadero sentir del pueblo peruano sobre nuevas elecciones al Congreso para obtener correlación de fuerzas que aprueben leyes con una reforma constitucional que priorice la deuda social y nacionalice las palancas fundamentales de la economía para poder planificarla en función de las mayorías humildes y pobres de nuestra Patria mariateguista.