Date: 2013/5/21
¡MARIO FLORIÁN NO HA MUERTO: VIVE EN NOSOTROS!
Mario Florián Díaz, maestro emblemático, sutepista ejemplar y poeta mayor del Perú, pertenece a la recia estirpe de escritores venidos de tierra adentro, como César Vallejo, peruano universal por siempre; José María Arguedas, paradigma de peruanidad irreductible; Manuel Scorza, poeta, narrador y editor-promotor cultural peruano de renombre mundial; entre otros de imperecedera valía.
Nació en hogar humildísimo, en el distrito de Nanshá, provincia de Contumazá, región Cajamarca, el 3 de octubre de 1917. Fue Alcalde de su terruño natal, y por su juvenil e intrépida lucha contra los causantes de abusos y postergaciones de su pueblo, se le destituyó de tal condición por el entonces Ministerio de Gobierno y Policía, hoy Ministerio del Interior.
Estudió Letras e Historia en las Universidades Nacionales de Trujillo y de San Marcos. En esta, se suprimió arbitrariamente la cátedra que él ejercía con su característica solvencia, ante lo cual optó, con proverbial dignidad, por la labor docente en la Gran Unidad Escolar Bartolomé Herrera -hoy Institución Educativa Emblemática-, en el distrito de San Miguel, Lima, centro educativo en que formó a varias generaciones, exalumnos que siempre lo evocan con admiración y gratitud.
Conocido también como El Juglar Andinista del Perú, Mario Florián moldeó nuestra alma nacional en versos de flamígera y apasionada voluntad transformadora, así como de honda ternura y convocante fraternidad colectiva; con su singularidad artística cinceló la identidad rebelde y solidaria, valerosa y patriótica de nuestro pueblo, esencia e identidad nuestra a la que diariamente se pretende demoler mediante la persistente campaña multimediática del perverso modelo socioeconómico-cultural neoliberal, no solo tolerada sino incluso promovida por los sucesivos Gobiernos antinacionalistas, sustituyéndola por la frivolidad degradante, por el consumismo banal y la vaciedad espiritual de la gente, por el individualismo y pragmatismo corrosivos e indolentes; desnaturalizándola en nuestra juventud por los antivalores lumpenizantes y la idiosincrasia cobarde y apátrida.
Autor de vasta y trascendente obra literaria, tanto poética como narrativa -y también, como casi se desconoce, de Historia y Arqueología-, genial creador de los célebres poemas Urpi, Pastorala y Arenga al Peruano, Mario Florián obtuvo, en 1940, el primer lugar en los Juegos Florales de San Marcos; y en 1944, el Premio Nacional de Poesía. En 1977 alcanzó, por sus indiscutibles méritos, el Premio Nacional de Cultura.
Jamás debemos olvidar a nuestro entrañable Maestro Mario Florián Díaz. Frente a sus alumnos, su didáctica pedagógica de nuestro idioma y de nuestra literatura siempre fue fervorosa y edificante, así como su impronta de forjador y abanderado del gremio magisterial, nuestro SUTEP, en sus innúmeras bregas por la revaloración y dignificación de los docentes de la patria. Las tan históricas como heroicas Huelgas Nacionales Indefinidas de 1978 y 1979 están perennizadas en la vivificante épica de su libro La Sangre del Pueblo Magisterial, y el poema-símbolo de este libro imprescindible es el magistral Canto de Gloria al SUTEP.
Enseñó brillantemente en las aulas y en las calles, y por ello asumió con ejemplarizadora dignidad las adversas, terribles consecuencias de la brutal represión de la dictadura militar contra el magisterio alzado en lucha durante los ciento diecinueve días de la Gesta Magisterial-Popular de 1979, a la que él certeramente llamó Epopeya Nacional Contemporánea: así como miles de maestros y maestras dirigentes y de base en todo el país, ¡¡¡el gran pedagogo e indoblegable sutepista Mario Florián también sufrió la subrogación!!!, y fue "reemplazado" por un infame militante aprista de la Universidad Villarreal que fungía de estudiante de su Facultad de Educación: otra ignominia eterna de ese partido, que precisamente en aquel periodo de auge de la lucha popular democrática, antidictatorial y antiimperialista mostró nuevamente su entraña reaccionaria y corrupta al actuar -en tanto que soporte político del sistema dependiente y subdesarrollado- como el mayor aliado de aquella dictadura militar igualmente corrupta y reaccionaria.
En esta etapa crucial de su vida, que es también la más fecunda de su labor educadora docente y de su creación literaria, Mario Florián Díaz tuvo la vital compañía, la ayuda vital de su bienamada compañera de sentimiento, de luchas e ideales, de vida: su esposa Francila Pasionaria Alzamora Morales de Florián (Huaraz-Áncash, 14 de junio de 1953 - Lima, 14 de junio de 2012), quien, luego de su partida, padeciendo el infinito dolor y la devastadora soledad causada por su ausencia, se irguió venciéndolos, teniendo como inagotable fuente de valor para continuar viviendo la fidelidad a las enseñanzas y al legado de su inolvidable y siempre presente bienamado compañero de sentimiento, de luchas e ideales, de vida.
Mario Florián, así como jamás se corrió de la lucha, jamás transigió con la mediocridad, el arribismo, la mezquindad. Su talento de educador-escritor siempre estuvo al servicio del pueblo y su destino histórico; su vida entera fue de acrisolada y fervorosa entrega a lo más noble y supremo en el ser humano: lograr una realidad mejor, un país superior, un mundo diferente para todos y para todas. Por tanto, habiendo vivido a plenitud su época, él trasciende el tiempo y las circunstancias; y su morada es la posteridad, desde donde nos inspira y alienta siempre, siempre...
Mario Florián, nuestro gran hermano mayor, unió dialécticamente, como solo él supo hacerlo, el rol histórico del maestro excelente y visionario con la histórica responsabilidad del luchador social de vanguardia; fusionándolos como un todo armónico en su multifacética creatividad de artista de la palabra y la imagen, del creador que, vallejianamente, nace del pueblo y va hacia él.
Nos dejó el aciago 1 de octubre de 1999, pero él y su Obra perdurarán por siempre para honra y norte del Magisterio Nacional, de quien es paradigma; para orgullo del SUTEP, a quien tanto amó y enalteció, y, ante todo y sobre todo, para el presente y porvenir del pueblo que nos dio vida, de nuestro Perú.
¡MAESTRO MARIO FLORIÁN DÍAZ: PRESENTE!
¡AHORA, Y SIEMPRE!
¡MARIO FLORIÁN NO HA MUERTO: VIVE EN NOSOTROS!
¡JUNTO A MARIO FLORIÁN, CON NUESTRAS LUCHAS,
PERUANICEMOS EL PERÚ!
ARENGA AL PERUANO
No te sientas pequeño, hombre común peruano,
peruano de estos días. Publica tu grandeza
delante de tu huésped, delante del foráneo
que llegó, de muy lejos, a comer en tu mesa.
Que llegó de muy lejos a vivir en tu espacio,
y a hablarte de su origen y a hablarte de su fuerza.
¡Tú desciendes del pluma! ¡Tú desciendes del rayo!
Y en tus músculos duerme colosal fortaleza...
¡No te humilles! ¡Despierta! ¡Elévate, peruano!
¡Erígete! ¡Ya es hora...! ¡Revive tu ejercicio milenario
de Amansador de Mundos, de Continentes Bravos,
de forjador de Imperios sobre precipicios!
¡Levántate peruano! ¡Pisa, otra vez, tu tierra...!
¡Que el horizonte vea tu figura broncínea
de semidiós, de cóndor...! ¡Despliega tu mirada,
y el poder de tus alas y tu aptitud antigua!
¡Vindícate en tu tierra...! ¡Porque estás en tu tierra
desde hace eternidades! ¡Y tu tierra te adora!
¡Exprésate peruano! ¡Exprésate de nuevo!
¡Sé heroicidad, destino...! ¡Levántate! ¡Ya es hora....!
De Canto Augural / 1956
CANTO DE GLORIA AL SUTEP
A Horacio Zeballos Gámez, héroe
Con palabras de fuego tejí un canto de gloria,
ayer nomás, un músico himno,
y orlé con él la frente de alabastro
del SUTEP combativo.
Celebré con palabras el transporte,
la firmeza, el valor, el sacrificio,
el duro batallar de piedra y bronce
del SUTEP combativo.
Y como ayer, de nuevo, con palabras
de límpido laurel y claro olivo,
saludo emocionado las hazañas
del SUTEP combativo.
Quiero besar la nieve de los muertos,
quiero probar la sangre fiel del río de dolor
entre las playas de tormento
del SUTEP combativo.
Quiero arderme en la cólera sagrada,
convertirme en partícula del grito
que mueve los cimientos de la patria
del SUTEP combativo.
Quiero imitar la estética del puño
levantado, marcial, a modo
de signo de victoria final sobre los yugos,
del SUTEP combativo.
Quiero desgargantarme repitiendo
¡SUTEP! ¡SUTEP!, con voz de torbellino,
y aumentar con mi voz el gran estruendo
del SUTEP combativo.
Quiero escribir en mármoles y aceros,
de espaldas a los traidores y al olvido,
que es la conciencia lúcida del pueblo
el SUTEP combativo.
Quiero escribir que el SUTEP es la columna
vertebral que sostiene el heroísmo
del pueblo en lucha, y que es mente que alumbra
el SUTEP combativo.
Quiero escribir que el SUTEP es un compacto
Frente Único Clasista, equitativo,
y que es clangor que anuncia social parto
el SUTEP combativo.
Quiero escribir que el SUTEP es la respuesta
de oráculo: ¡La lucha es el camino!,
y que con sangre fértil lo demuestra
el SUTEP combativo.
Quiero escribir que, en la tierra y mar y cielo
y tiempo de dolor y genocidio,
con su lección sin par educa al pueblo
el SUTEP combativo.
¡Salud a la maestra y al maestro!
¡Renombre al sutepista heroico y digno!
¡Honor al dirigente!
¡Honor al gesto del SUTEP combativo!
¡Fuego votivo al mártir en la Historia!
¡Crédito al preso! ¡Gloria al despedido!
¡Palma a la lucha! ¡Prez a la victoria
del SUTEP combativo!
Mario Florián Díaz – El Juglar Andinista del Perú
Maestro emblemático - Sutepista ejemplar - Poeta magistral
De La Sangre del Pueblo Magisterial
Testimonio de su valerosa participación en las históricas Huelgas Nacionales Indefinidas del SUTEP de 1978 y 1979