"La nuestra es una amistad intelectual, cuando estamos juntos hablamos de literatura", dijo Gabo en 1981 -un año antes de recibir el Premio Nobel- para explicar cómo eran sus encuentros.
Gabo -como le decían sus amigos- fue un crítico de las dictaduras y los regímenes autoritarios de derecha de América Latina, por lo que permaneció siempre fiel a esa amistad con Fidel Castro, incluso a veces a riesgo de ser criticado.
"Nuestra amistad fue fruto de una relación cultivada durante muchos años en que el número de conversaciones, siempre para mí amenas, sumaron centenares", relató Castro en 2008 cuando recibió a Gabo y su esposa Mercedes, dos años después de la crisis de salud que lo llevó a dejar el poder en 2006.
Por su parte Gabriel García Márquez dijo en 2009 sobre Fidel Castro en un artículo que publicó en Cuba Debate que "su devoción por la palabra. Su poder de seducción. Va a buscar los problemas donde estén. Los ímpetus de la inspiración son propios de su estilo. Los libros reflejan muy bien la amplitud de sus gustos. Dejó de fumar para tener la autoridad moral para combatir el tabaquismo".
El texto continuaba diciendo: "Le gusta preparar las recetas de cocina con una especie de fervor científico. Se mantiene en excelentes condiciones físicas con varias horas de gimnasia diaria y de natación frecuente. Paciencia invencible. Disciplina férrea. La fuerza de la imaginación lo arrastra a los imprevistos. Tan importante como aprender a trabajar es aprender a descansar".
Gabo fue uno de los personajes más influyentes de Colombia no solo por su pasión por la cultura latinoamericana que aparece reflejada en sus obras literarias, sino también por su compromiso político del lado de los pobres y los débiles contra la opresión nacional en los años 70 y la explotación extranjera en la región.
Las relaciones que fue construyendo a lo largo de su vida lo llevaron a conmocionar al mundo, aquel 21 de octubre de 1982 cuando la Academia de Letras de Suecia decidió de manera unánime otorgarle el Premio Nobel de Literatura.