Artemio |
ARTEMIO
Por: Manuel Guerra
La captura del "camarada Artemio" le cayó como anillo al dedo al gobierno y la derecha, que de este modo tuvieron una oportuna cortina de humo para minimizar los efectos políticos de la multitudinaria movilización en Lima, que fue el corolario de la marcha del agua iniciada en Cajamarca y que concitó el respaldo en diversos lugares del país con la lucha que vienen librando el pueblo y gobierno regional de Cajamarca en oposición al proyecto Conga.
Artemio hace tiempo que estaba derrotado. Con sus fuerzas diezmadas, aislado políticamente, estaba convencido que sus accionar armado no tenían futuro promisorio, lo que lo llevó a plantear su rendición en los términos que consideraba honrosos para él: una paz negociada o una amnistía coincidente con los planteamientos de los "acuerdistas". Pero Artemio no tenía el poder para imponer condiciones, su planteamiento naturalmente fue rechazado, y en los últimos tiempos trajinó erráticamente sabiendo que más temprano que tarde sería abatido o capturado, siguiendo el destino de quienes tienen la guerra perdida.
El descalabro de Sendero se gestó mucho tiempo atrás. Estuvo condenado al fracaso desde el momento en que Abimael Guzmán confundió sus deseos con la realidad y pretendió una lucha armada que al no contar con el respaldo que esperaba degeneró en terrorismo, cuando se enfrentó a la población a quienes pretendió someter por el miedo echando mano a acciones punitivas, cuando consideró a los gremios y a la izquierda como obstáculos para sus planes y asesinó a sus militantes y dirigentes, cuando quiso hacer pasar como marxismo su doctrina mesiánica, cuyos esfuerzos intelectuales dieron como resultado una especie de catecismo de matarife.
Es sabido cómo sacó provecho la derecha de Sendero para golpear a la izquierda y el movimiento popular. Una vez capturado Guzmán los "acuerdistas" se volvieron en voluntariosos instrumentos para ejercer el soplonaje y el divisionismo en las organizaciones sociales. No está demás recordar el triste papel de Huaynalaya durante la huelga del SUTEP, cuando alentado por la derecha, protegido por la ministra aprista Mercedes Cabanillas y convertido en un héroe por la prensa derechista, se dedicó a dividir al sindicato magisterial y propiciar la derrota de la huelga. En tanto que la facción conocida como "Proseguir" se refundió por el VRAE y el Huallaga para convivir con el narcotráfico y realizar determinadas incursiones para emboscar a patrullas del ejército o atacar comisarías. No ponen en peligro al Estado, ni mucho menos, pero sirven para que la derecha cavernaria advierta sobre "la amenaza terrorista" y los use como pretexto para la persecución política de la izquierda y las luchas populares.
La prensa derechista que hoy le dedica gran cobertura a la captura de Artemio, calla un hecho que debe preocupar al país: la injerencia norteamericana en nuestros asuntos internos. Su presencia no se reduce a la recompensa de 5 millones de dólares ofrecida por la captura vivo o muerto de Artemio, sino por la acción práctica de "asesores" militares, de inteligencia y tropas norteamericanas en nuestro territorio. Es sabido que la política antidroga sigue el diseño impuesto por el Estados Unidos, lo que es grave; mas grave todavía es que se permita la presencia de tropas imperiales en nuestro territorio, sobre todo bajo un gobierno que reclama el nacionalismo como su doctrina.
14.02.2012