De: ALFONSO CALDERON OTOYA <saratoga_1915@hotmail.com>
SALUD A CRÉDITO
El ya elefantiásico Grupo Romero está comprando clínicas.
Lo mismo que el Grupo Brescia. Se viene un periodo de concentración tal que quienes nos vendan un seguro de salud nos derivarán a sus propias clínicas mientras administran nuestras pensiones.
Para ganar más y gastar menos hay que controlarlo todo. Es eso lo que está en la mente de los monstruos empresariales y, en el Perú, los poderosos de siempre lo saben bien. Los Romero, los Brescia e incluso el discreto Grupo Salud del Perú, del inefable Carlos Vallejos, avanzan sin tregua en la compra estratégica de empresas y clínicas.
Es el Holding Credicorp del grupo Romero uno de los más activos cuando de expansión se trata. Quiso consolidar el poder que le da manejar Pacifico Peruano Suiza Compañía de Seguros, su aseguradora, y creó Pacifico Empresa Prestadora de Salud (EPS). Es esta, con sus casi 150 millones de facturación anual, la que ha concretado varias adquisiciones. La compra del 81% de acciones de la clínica Sánchez Ferrer, una de las más conocidas de Trujillo, ha sido la última pero no la única inversión en este ramo. Ya desde abril del 2011 había empezado su carrera por hacerse de negocios vinculados a la salud y compró 1, empresa de servicios médicos a domicilio Doctor + por 1.8 millones de dólares; en junio adquirió, además la totalidad de acciones de la clínica El Golf; en agosto concretó la compra de la clínica Galeno de Arequipa y tomó el control absoluto de la clínica San Borja al adquirir el 70% de las acciones de La Esperanza S.A. empresa que opera el negocio.
Ese fue solo el inicio de las compras que el propio grupo ha justificado con el argumento de que el rápido crecimiento de la demanda en atención médica volvió financieramente poco atractivos los acuerdos previos con prestadores de salud. Eso, sumado a la crisis de algunas de las clínicas tradicionales, marcó un escenario propicio para el zarpazo. Entonces, a seguir comprando: en septiembre adquirió el 80% de participación en ONCOCARE, una clínica oncológica que actualmente atiende a alrededor de 3.000 pacientes y con la que pretenden expandirse en provincias e invertir en los próximos dos años alrededor de 5 millones de dólares.
Y como nada es suficiente para el apetito del Grupo Romero ha adquirido los laboratorios clínicos ML SR, tiene un acuerdo para adquirir el cien por ciento de Laboratorios Dental farma y el 80% de las acciones del Centro Odontológico Americano, con sus 12 locales en Lima y 16 en provincia. Nada despreciable acumulación de infraestructura y poder. Para algunos economistas liberales, estos movimientos son los pasos previsibles y casi una tardía respuesta local a las tendencias de mercado que se vienen dando a nivel internacional. Para otros, la consolidación de varios negocios vinculados en unas pocas manos, aun sin ser una amenaza para la mayoría, es sí una alerta: que las empresas aseguradoras prefieran contar con sus propias clínicas privadas es un claro fenómeno de integración vertical en el cual las empresas de seguros se preparan para prestar directamente sus ser vicios de salud y asegurar para su beneficio todo posible movimiento en el circulo del servicio. ¿Cómo estar seguro de que una clínica que le pertenece a la aseguradora que llena sus arcas no calculará milimétricamente los costos y recursos invertidos en cada paciente? Ese no es un círculo vicioso. Es una argolla. Pacífico no es la única protagonista en la loca carrera por copar los espacios en el mercado de la salud.
También está Rímac, que primero con su aseguradora y luego con la EPS ha sido la apuesta del grupo Brescia para seguir expandiéndose. En realidad, fueron ellos quienes empezaron con la estrategia de las compras hospitalarias: adquirieron la Clínica Internacional en 2001, cuando pocos le daban importancia a esta "ventana de oportunidad" y, tras 10 años de gestión, la han llevado desde el puesto 12 en el ranking hasta la segunda posición, según cifras consolidadas. En 2011, facturó 69 millones de dólares. Los Brescia adquirieron, además, la Clínica San Lucas en San Borja y la convirtieron poco tiempo después en una filial e la Clínica Internacional. Ahora planean invertir alrededor de 100 millones de dólares para ampliar infraestructura con dos imponen les torres de consultorios y hacia el 2013 con una nueva clínica.
Más discreto en millones y el promoverse es el Grupo Salud del Perú SAC., empresa que opera ONCOSALUD y que tiene al ex-ministro del gobierno aprista y director del lNEN, Carlos Vallejos, como uno de sus principales accionistas, A través del Grupo AUNA, ha empezado la reconstrucción de la Clínica Delgado, en Miraflores, un proyecto que pretende, como en Otros casos, recuperar los nombres prestigios del pasado. La inversión estimada será de 70 millones de dólares y se realizará sobre un terreno cedido por la Cruz Roja. A la colocación de la primera piedra de tan ambicioso negocio, en mayo de 2011, no faltó un entusiasta Alan García. En el proyecto Delgado está, además de su ex -colaborador Vallejos, un viejo "compañero":
Luis Pinillos Ashton, también ex- ministro de García, en su primer gobierno, y personaje de familia trujillana muy vinculada al APRA No ha sido este el único negocio en el que aparece la empresa de Vallejos y Pinillos. En el 2010 el proyecto de reactivar las Torres Trecca para implementar 160 consultorios juntó en una asociación pública privada a EsSalud y a un consorcio que tenía entre sus integrantes, nuevamente, a Grupo de Salud S.A.C. (Oncosalud) asociado con Enfoca y el American Hospital Management. La inversión prevista era de 150 millones de soles pero el acuerdo quedó entrampado por problemas relacionados a la construcción. Los dueños de Oncosalud han invertido recientemente en la compra de un paquete de acciones de la Clínica San Pablo de Lasalle, en Arequipa y, según reporta la revista especializada Semana Económica, también tendrían interés en incursionar como empresa prestadora de salud con el nombre de Sani familia.
El crecimiento de Oncosalud, que ha sido hábil y sigiloso, le ha permitido asegurarse una cartera de clientes tanto o más atractiva que la de las compañías Pacífico y Rímac juntas.
Ir comprando de a pocos los negocios vinculados es una estrategia a las que también están apelando otros: la aseguradora Mapfre ha abierto su propio centro médico en el Callao y ha anunciado su interés por controlar la prestación de servicios médicos para sus asociados mediante sus propias clínicas. El grupo Interbank adquirió, a inicios del 2011, la cadena Inkafarma, según las fuentes consultadas por este semanario, no en un intento en incursionar en el terreno de salud sino más bien para consolidar su posición de experto en banca vinculada al retail.
Pero el paisaje, felizmente, no es todavía unánime. Aún permanecen independientes algunas clínicas con no poco éxito. Ricardo Palma y San Pablo son dos complejos hospitalarios que han creado sus propios sistemas de aseguramiento individual. En el caso de San Pablo, la estrategia empresarial ha sido ubicarse geográficamente en puntos claves y populosos. Suma ya 7 locales, uno de ellos en provincias, y está construyendo una clínica más.
La ley de aseguramiento universal ha sido un incentivo más para las grandes empresas aseguradoras al momento de comprar clínicas e invertir en el sector: pensar que podrían ser ellas mismas, con una oferta mejorada gracias al control que ejercen, las encargadas de brindar el servicio les creará la necesidad de tener más locales.
La salud es un negocio. Eso lo sabíamos hace tiempo. Lo que preocupa es que quienes nos aseguren sean los mismos que nos ofrezcan sus clínicas y los mismísimos que administren nuestras pensiones. Parece el liberalismo contado por Orwell.
