Durante los últimos días hemos sido testigos de la peor crisis de la derecha política y de sus peores resultados electorales desde 1989. Están perdiendo el poder. Acusaciones cruzadas entre los partidos UDI y RN, señalando quienes son los responsables de este fracaso político. Un Presidente de la República que no les ayuda en nada. Es más, que profundiza la crisis con sus desaciertos comunicacionales. Una candidata presidencial que sólo logra el 25% de las preferencias, la más baja de todos los candidatos presidenciales de derecha desde 1989. Como si todo esto fuera poco, los sectores económicos conservadores no ayudan con sus declaraciones. Basta recordar las palabras de un mega-empresario diciendo que "este gobierno nos debe bendecir más que criticar, porque somos los que generamos crecimiento".
En este contexto, la derecha chilena está herida. Su gobierno y proyecto político está siendo rechazado abiertamente por la gran mayoría de los y las chilenas. ¿Por qué es rechazado? La primera razón fundamental es que su gobierno ha sido de muy mala calidad. Obstinados en la idea de hacer eficiente al Estado, como si este fuese una tienda de retail, tomaron medidas que perjudicaron a hombres y mujeres humildes del país. Creyeron que hacer eficiencia con los recursos públicos se conseguía quitándole beneficios a los pobres de este país. Este hecho colocó en el centro de la conciencia de las personas, que este no era un gobierno que los defendiera y los protegiera. El gobierno fue incapaz de conectarse con la sensibilidad social necesaria para gobernar. Simplemente, no conocen la pobreza actual del Chile postergado.
La segunda razón es la prepotencia política del Presidente de la República, desde el inicio de su gobierno. Gobernaremos con los y las "mejores", será un gobierno 24/7, repetía hasta el cansancio. Con estos eslóganes iniciaron una persecución política al interior de la administración pública. Despidieron a profesionales y funcionarios, declarándolos una "grasa" para el Estado. Instalaron nuevos profesionales, que con suerte sabían llegar a Morandé con Moneda, y que al pasar pocos meses manifestaban que sus sueldos eran "reguleques". La vocación pública, en la mayoría de ellos, pasaba por dar aportes de caridad a las fundaciones de los "Legionarios de Cristo" o del "Opus Dei". Esto trajo consigo que las decisiones tomadas por estos "nuevos gerentes públicos" hayan sido erradas. Casos abundan: cambio en la ficha de protección social; cambios en la política de subsidios; y violencia laboral con los funcionarios de carrera en los servicios públicos. En síntesis, arrogancia que era válida desde el Presidente de la República, de arriba hacia abajo.
La tercera razón, vinculada a la anterior pero de una perspectiva distinta, es el tratamiento del gobierno de los conflictos sociales y políticos. La movilización social de los estudiantes, ambientalistas, la CUT y los trabajadores, los movimientos de regiones entre otros, no dejaron indiferente a nadie a nivel nacional e internacional. El Gobierno respondió con el uso de la fuerza, la represión. Fue incapaz de lograr salidas a estas movilizaciones. Su única perspectiva era la derrota de la movilización, ya fuera por represión o por desgaste. Esto sigue hasta el día de hoy con las movilizaciones de los estudiantes, de los funcionarios del Registro Civil, de los trabajadores municipales y todos los trabajadores del sector público. Por tanto, incapacidad de gobernar finalmente.
La cuarta razón articulada con la anterior, es la deslegitimación del sistema económico social dominante en Chile actual. En estos últimos cuatro años, el modelo neoliberal ha estado muy cuestionado. Intelectuales titulan el fin del modelo, y otros escriben propuestas de modelos alternativos. Las personas entienden, por sus resultados, que no es un modelo de sociedad que los beneficia. Por el contrario, es un modelo que los abusa y los explota. Que han perdido sus derechos. Las movilizaciones estudiantiles fueron capaces de poner en el debate y en la conciencia de las personas comunes y corrientes, la necesidad de luchar por derechos, como es el derecho a la educación gratuita y de calidad. Tema que hoy todas las propuestas políticas abordan, y que sólo la derecha niega.
En términos globales, la derecha sale del poder por su incapacidad de hacer una lectura de la realidad social y política del país. No tuvo una mirada estratégica. Sólo entregó soberbia de clase y autocomplacencia, que se expresa claramente en la candidatura presidencial de su abanderada.
Por último, queda una pregunta, ¿será posible derrotar no solo en las urnas a la derecha, sino también en el campo simbólico – político? La derecha política en Chile puede desaparecer en el mediano plazo. Todo depende de los que hoy son oposición y desde marzo de 2014 serán gobierno. Si son capaces de hacer las transformaciones que la sociedad chilena necesita para una nueva democracia, profunda y realizadora de los anhelos del pueblo de Chile. Si esto se logra, el proyecto político de la derecha puede extinguirse.
Fuente:
http://www.eldinamo.cl/blog/la-derrota-de-la-derecha-en-chile/