El vicepresidente de Tepco, la operadora de la planta nuclear de Fukushima en Japón, Zengo Aizawa, reconoció finalmente que necesitarán ayuda extranjera para solucionar el problema de la fuga de aguas radioactivas.
Después de tratar de controlar internamente la fuga de agua tóxica durante los últimos 18 meses, en una conferencia de prensa en Tokio (capital) Aizawa dijo que "vamos a modernizar la gestión del agua contaminada para abordar la cuestión de la planta Fukushima Dai-Ichi, y buscar expertos dentro y fuera del país".
Agregó que "hay mucha experiencia en desmantelamiento de reactores fuera de Japón. Necesitamos estos conocimientos y este apoyo".
Las declaraciones del vicepresidente de Tepco se dan días después que Japón elevara a tres el nivel de alerta por la fuga en uno de los mil 60 tanques utilizados para almacenar agua altamente contaminada, que vertió al menos 300 toneladas agua radioactiva al mar.
El nivel de su toxicidad es extremadamente alto, unos 80 millones de bequerelios por litro, cuando la norma es de 150 bequerelios.
Los índices de tritio en el agua de la bahía cerca de la planta nuclear ya son los más altos en la historia de las mediciones, ascienden a cuatro mil 700 bequerelios de tritio por litro. Por lo que la Autoridad de Regulación Nuclear de Japón (NRA, por sus siglas en inglés) calificó a la fuga como "incidente grave".
Por su parte, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) aseguró, luego de conocerse la fuga, que estaba dispuesto a prestar ayuda a Japón en caso de que el país lo solicitara.
Autoridades de Japón informaron, luego de un estudio sobre el impacto de las radiaciones a unas 200 mil personas que residen cerca de la central nuclear, que otros niños han desarrollado cáncer de tiroides luego del accidente ocurrido en la central nuclear, en este caso se trata de 18 infantes.
El número de cánceres comprobados es seis más que en el anterior informe, en junio pasado, realizado con menos personas. El número de casos sospechosos pasa de 15 a 25.
Expertos en el tema nuclear sostienen que en erradicar el impacto de la catástrofe de Fukushima se podría tardar entre cuatro décadas y un siglo.
La planta de Fukushima resultó seriamente afectada por el terremoto y posterior tsunami que sacudió Japón el 11 de marzo de 2011 y significó el peor accidente nuclear desde el de Chernóbil, Ucrania, en 1986.