Por: Diego Neyra Ontaneda
Dos filosofías, dos enfoques de la salud se debaten en el país. Cada cual con sus matices. Con sus representantes más eruditos y también con los más demagógicos e inexpertos. A saber: la tercera ola de reformas neoliberales, que iniciara con el gobierno de García, se viene implementando, literalmente, con todas las de la ley. En el contexto del capitalismo mundial en crisis, el sector salud emprende "su reforma", destinada a convertir el derecho, ya mercantilizado, en servicio bajo dominio absoluto del libre mercado y el capital financiero. Recursos e infraestructura del Estado se han puesto a disposición de la inversión de las llamadas "Asociaciones Público-Privadas". El acceso a los medicamentos quedará bajo el control del oligopolio farmacéutico. El modelo de Aseguramiento Universal en Salud, fracasado en Colombia, México y Chile se impone. De otro lado, la resistencia de los gremios de trabajadores de la salud, incluido el gremio médico, que, tímidamente apuestan por el Sistema Universal de Salud, alternativa al lastre neoliberal en América Latina.
Tanto la Federación Médica Peruana, como el Colegio Médico del Perú han asumido la defensa de la salud como derecho, y las reivindicaciones laborales parcialmente atendidas por el MINSA. Desde hace varios años, la FMP ha asumido este rol. Pero es en este período que el CMP, después de muchos años, define una posición al respecto. No podemos negar el papel que han jugado militantes del Partido Socialista, del Movimiento por el Poder Popular y los integrantes de Foro Salud en la configuración de una nueva gestión del Colegio con estas características. Nosotros venimos participando en la gestión de algunos Consejos Regionales con la misma visión. Es necesario, sin embargo, hacer un balance político de los avances y deficiencias del movimiento médico en esta lucha.
Lo primero que hay que señalar es que el movimiento médico no es homogéneo. Los matices al interior no se diferencian por propuestas políticas o ideológicas definidas, sino, en su mayoría, por agrupaciones de intereses corporativos o parcelares. La mayoría en contra de la reforma, más que por convicción política, por el peligro que significa ésta para los derechos laborales conquistados en años de lucha. Reflejo de ello es que, en el último Congreso Médico Nacional celebrado en marzo, cuando uno de nuestros compañeros propuso que apostemos por una Nueva Constitución que garantice un nuevo enfoque de derechos, la asamblea apenas y pudo, a duras penas, aprobar la reforma del capítulo de salud de la actual Carta Magna. Lo central para la mayoría era archivar la reforma y destituir a la ministra. Lo político era secundario.
Lo segundo es que, a pesar de lo anteriormente señalado, la dirigencia tanto de la FMP y como del CMP han asumido una clara posición de rechazo a esta reforma, que ya califican de neoliberal. Lo que significa un paso adelante respecto a las anteriores gestiones, que no pasaban de evaluar el tema desde una posición economicista. La lucha, en este escenario, se ha planteado como una lucha política. Sin embargo, en su afán de concentrar detrás a la mayoría de colegiados, han escogido un discurso y métodos muchas veces pragmáticos, demagógicos y corporativos. César Palomino, en particular, ha incidido en el "problema de los médicos cubanos" para encender a la masa de colegas, muchos de quienes, en el extremo del analfabetismo político, consideran esto como una "injerencia externa" y una "cubanización del Perú". En consonancia con el discurso de la derecha más rancia, por ejemplo el fujimorismo. Esto, sumado a otros errores tácticos, pone en peligro su legitimidad como dirigente serio. Sin embargo, aún conserva la fuerza del espíritu corporativo médico, que, intuitivamente atina a cuestionar la imposición de esta reforma.
Este escenario constituye pues para los profesionales de la salud una oportunidad de dar el salto cualitativo, de ascender de masa liberal corporativista, a movimiento político capaz de cuestionar el modelo de salud, como parte integrante del modelo neoliberal en crisis pero en profundización. Nada está dicho, pues un creciente número de médicos, sobre todo jóvenes y no pocos de extracto popular, ascienden en su conciencia política, superando la estrechez del economicismo para desarrollar un cuestionamiento claro a las relaciones sociales establecidas en el Perú.
Aquí caben las preguntas. ¿Qué nivel de coordinación se está realizando como Frente Amplio? ¿Qué tares nos corresponden desde el Movimiento de Afirmación Social? Dejo esta reflexión para siguientes espacios.
*Militante del MAS. Secretario de Asuntos Académicos y Científicos de la Asociación Nacional de Médicos Residentes del Perú
http://www.pcdelp.patriaroja.org.pe/reforma-de-salud-vs-corporativismo-medico/#more-2424