José Ramos Bosmediano, miembro de la Red Social para la Escuela Pública (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP
Jaime Bayly es, acaso, el periodista más visto y escuchado de la mercenarizada y menos que mediocre TV en el Perú y, con sólo dos excepciones, de toda la prensa del país. Es, también, el escritor emergente de una literatura ligera, de facilísima lectura por la intrascendencia de sus temas: un verdadero entretenedor de cerebros que se rehúsan a pensar. Su facilidad lingüística para expresar opiniones excéntricas y cargadas de ese humor criollo que esconde los reales problemas de la gran mayoría de peruanos, otorga a sus talk show el encanto que espera un público ávido de escaparse de la rutina de una sociedad subdesarrollada, sin condiciones suficientes para satisfacer sus aspiraciones de bienestar.
Visto y escuchado en algunos países, incluido Estados Unidos, Bayly es parte de la cultura del adormecimiento espiritual que el pensamiento único neoliberal ha impuesto desde hace unos 30 años, como parte de la cultura del embrutecimiento, individualista y exitista, pragmatista y vulgar. Matiza sus expresiones intrascendentes con ciertas opiniones sobre hechos de la vida nacional, como la legalización del consumo de las drogas, del aborto y la entusiasta apología de la homosexualidad. Para variar y contentar a diversos públicos, invita a sus programas a personajes políticos en busca de fama o de votos, a artistas con cierta presencia internacional y a los integrantes de la farándula chicha del Perú, como es el caso de "Tongo", por ejemplo, uno de los actuales símbolos comerciales de Telefónica.
Su técnica de entretenimiento es el contraste entre la ridiculez y la seriedad, la inesperada vulgaridad y la conceptuación cercana a la verdad. Toda esta trama conduce al escepticismo, a la banalidad, especialmente de la política como medio de conquistar el poder para el cumplimiento de propósitos nobles. Ese objetivo de la lucha política desaparece en sus monólogos porque el humor corrosivo destruye, a su vez, lo que aparentemente serían sus ideas centrales.
¿Candidato o bufón?
Consciente y convencido de la simpatía que produce en un importante público obnubilado por la cultura chicha, casi el mismo que apoya a la impresentable candidatura de Keiko Fujimori, insinúa su candidatura presidencial como un mecanismo de atraer más la atención de la gente, aunque sin dejar de pensar que hasta él podría llevar la banda presidencial. Está seguro que los empresarios neoliberales, de dentro y fuera del país, le apoyarían si es que no hubiese un candidato que represente mejor sus intereses capitalistas. ¿Dejaría de ser el bufón neoliberal que es hoy? No. Llevaría la comicidad a palacio de gobierno para convertirla en la nueva tragedia del fracaso para los destinos del Perú.
Campaña macartista
A raíz de las candidaturas de Susana Villarán y Lourdes Flores para las elecciones regionales y municipales del 3 de octubre, la personalidad de Jaime Bayly se dibujó mejor que nunca. Primero con Lourdes Flores, que le llevó a una reunión secreta con el jefe del PPC Luis Bedoya Reyes. Casi de inmediato y con argumentos que ya conocía desde tiempo atrás, como conocemos los peruanos medianamente informados, se pasó al lado de Susana Villarán. ¿Cómo se explica este cambio de partido? Sus argumentos suenan a convincentes, como las relaciones de Lourdes con Cataño, el "milloncito" recibido de éste, las mentiras de la candidata del PPC en contra de la Villarán, principalmente. Pero su apoyo a la Villarán era un medio de introducir en el sentimiento de la población el rechazo a toda tendencia de izquierda, campaña coincidente con toda la prensa que maneja la burguesía, incluida La República de Lima; y ver en Susana a esa "izquierda" de la Bachelet, cuya Concertación no pudo liquidar el legado autoritario y neoliberal de Pinochet; o en Lula, que no ha hecho más que enriquecer más a las grandes empresas de su país y del extranjero.
La campaña de Bayly ha sido la mejor desarrollada para generar ese sentimiento anti socialista en la población peruana, coincidiendo, en tal propósito, con la campaña ultraconservadora del fujimontesinismo (Aldo Mariátegui desde Correo de Lima y otros periódicos chicha fujimoristas). Para ello utilizó bien el macartismo contra los nacionalistas, que no son izquierdistas, y contra los socialistas de Patria Roja. Coincidente con esta campaña, el poder judicial libera a la Gilbonio Vda. de Serpa Cartolini, extinto líder del MRTA, dando paso a una campaña adversa a la mujer liberada, con expresiones de repudio por mujeres del barrio más plagado de delincuencia en Lima Metropolitana, personas que, sin embargo, guardan silencio cuando son liberados peligrosos delincuentes que siguen cometiendo execrables delitos.
La bufonería de Bayly, pues, no tiene un libreto muy sencillo. Detrás de su humor corrosivo está su papel de defensor de la democracia del dinero. Con la ignorancia que revela sobre el problema de la educación y, para apuntalar su macartismo contra los dirigentes del SUTEP, no hace más que responsabilizar a estos de la crisis de la educación peruana, sin decir una palabra sobre el nefasto papel de los programas de radio y TV y de casi toda la prensa escrita en la difusión de basuras informativas que, para usar un término de uno de los libros de Chomsky, deseducan a la población.
Los bufones de la nobleza europea actuaban para alabar y entretener a sus amos. La bufonería de Jaime Bayly está al servicio de la ideología neoliberal que la burguesía peruana y la transnacional pretende eternizar en el Perú.
Iquitos, setiembre 28 del 2010.