Por Manuel Guerra
Días atrás -28.11.10- nuestro buen amigo Raúl Wiener nos hizo un encaramiento directo en su columna del diario La Primera, en el marco de un razonamiento sobre la unidad de las fuerzas antineoliberales para abordar el proceso electoral del 2011, emitiendo juicios que van en el espíritu de lo escrito por César Lévano en el mismo medio.
Se lamentaba Wiener, y con razón, que existía una fuerte posibilidad que se perfilen dos candidaturas del espectro de la izquierda y el progresismo, con lo cual se estaría dando una ventaja a la derecha, cuya estrategia está orientada a polarizar al electorado entre dos candidaturas de su mismo campo e impedir que las fuerzas del cambio lleguen a la segunda vuelta. Esto significa una situación de posible derrota para quienes estamos convencidos que la oportunidad era propicia para abrir un nuevo rumbo al país, solo si se lograba articular un solo frente, un solo programa y una sola candidatura, como hemos venido reiterando. Que esto no se haya logrado se debe fundamentalmente a las posiciones del PNP y FS, quienes expresaron tener diferencias insalvables que impedían integrar a ambas organizaciones en un solo frente electoral.
A pesar que Wiener proclamaba en su citada columna que no le interesa, y que a nadie le interesaba, definir de qué lado van las responsabilidades que la unidad no se produjera, porque según él se trata solo de anécdotas, su artículo, de cabo a rabo, estaba hecho para achacar la división, nada más ni nada menos, que a Patria Roja y al MNI. Por eso increpa y hace preguntas públicas y directas a estas dos organizaciones, pero no se le ocurre encarar del mismo modo al PNP y a su líder Ollanta Humala. Le preguntamos a Wiener: ¿por qué ese unilateralismo?
Pero lo dicho por Wiener y Lévano no era más que un anticipo de su voluntariosa labor de apedreadores de Patria Roja y el MNI, a la que se han sumado, cual barra brava, algunos compañeros de la izquierda, que usando un lenguaje cada vez más virulento y nada unitario y falseando groseramente los hechos pretenden achacarnos la responsabilidad de la división. Coincidentemente esta andanada se produce en momentos en que se reedita una ofensiva contra nuestro Partido desde la derecha, a quien tampoco le gusta que vayamos en alianza con Fuerza Social.
Ni Wiener, ni los otros compañeros que pretenden ponernos hoy en la picota, pueden negar el hecho que Ollanta Humala, erigido en el principal líder de la oposición luego de las elecciones del 2006, dilapidó esa acumulación electoral al no colocarse al frente de las fuerzas antineoliberales, sellar una alianza de largo aliento con la izquierda y el progresismo y consolidar y ampliar el espacio ganado, lo que constituyó un error histórico. Este es el problema de fondo que pasan por alto; también "olvidan" otros gruesos errores en que incurrió el PNP, como abandonar la CPS, retirarse de la contienda limeña, inicialmente acordada a participar junto a la izquierda; subestimar las elecciones regionales y municipales, donde se negó a validar los frentes que se estaban organizando en las regiones, desautorizando a sus propios militantes. Todo ello, junto a la campaña de demolición puesta en marcha por la derecha que lo colocó a la defensiva y que no fue adecuadamente respondida, explica su achicamiento y declive en las preferencias del electorado, lo que ha dejado espacio para el posicionamiento de otros liderazgos. Y en esta situación nada tiene que ver la política de alianzas de Patria Roja y el MNI.
No es correcto que los compañeros del PS, tan puntillosos a la hora de la crítica, se olviden que hace un par de años se conformó un grupo de trabajo que incluía, aparte de ese partido, al PCP, PNP y Patria Roja-MNI, y que fue Patria Roja, en la persona de Alberto Moreno, quien presentó un documento a ser suscrito, donde se acordaba la unidad de largo plazo en torno a determinados ejes programárticos, una estrategia común para enfrentar la ofensiva derechista, el compromiso de ir juntos en las elecciones regionales y municipales, reconociendo además la candidatura de Ollanta Humala en las elecciones del 2010, y que el documento no fue suscrito ante la negativa del PS, cuyos dirigentes adujeron no tener acuerdo partidario para firmarlo. ¿Por qué Javier Diez Canseco, cuando hace un recuento minucioso de los hechos no menciona esto, ni explica, ni asume su responsabilidad de haber prácticamente boicoteado esta posibilidad de acuerdo?
También JDC falta a la verdad respecto al compromiso del MNI de poner a disposición de la izquierda su inscripción. En el centro de esta idea estaba la necesidad de articular el bloque de la izquierda, actuar como un espacio comprometido en lograr la unidad más amplia de la izquierda y el progresismo, que no se agotara en el presente proceso electoral. En el II Encuentro de las izquierdas se ratificó ese compromiso, explicando que no era posible entonces cambiar el nombre del MNI, ni reestructurar sus órganos dirigentes, conforme era la exigencia del PS, puesto que de haberlo hecho, el trámite ante la ONPE para validarlo bloqueaba la posibilidad de hacer alianzas electorales. Por ello el Encuentro definió que ese proceso se abordara post elecciones, y que en lo concreto se nombre una comisión política del bloque, presidida por Héctor Béjar. En los hechos esta comisión política ha venido funcionando y el compañero Béjar ha asumido las tratativas con el PNP a nombre de todo el bloque. No es cierto que el MNI haya actuado por su lado, ocultando información al bloque de la izquierda. Todos y cada uno de los pasos que ha dado han sido consultados e informados a este espacio, incluida la decisión de firmar alianza con FS cuando habían fracasado las tratativas con el PNP. Tan es así que en la última reunión, el bloque acordó que no firmaría compromiso con ninguna de las candidaturas, pero que dejaba en libertad a sus miembros de ir con la opción que creyeran conveniente.
Pero yendo a la situación más concreta, es realmente penoso que algunos compañeros de la izquierda que han sido testigos de los esfuerzos hechos por el MNI para lograr la firma de la alianza con el PNP, y que han sido testigos también de los desplantes de los que aquella organización ha sido objeto por parte del nacionalismo, que saben fehacientemente que en el seno de ese partido existe un antipatriarrojismo militante, que conocen que el PNP se negó una y otra vez a firmar la alianza, poniendo mil pretextos, pretendiendo llevarnos hasta el límite del cronograma para luego imponernos la condición de simples invitados, salgan ahora a mordernos en la yugular, se presenten como víctimas y callen en siete idiomas la responsabilidad del nacionalismo.
Cada partido, o cada personaje, están en su perfecto derecho de buscar su mejor ubicación en el escenario electoral. Lo que no está bien es que se haga el amague de presentarse unitarios y parte de un bloque, mientras se buscan ventajas particulares negociando candidaturas por separado y a espaldas de ese bloque, y lo peor, que para encubrir o justificar este pragmatismo se salga a enlodar a organizaciones como el MNI y Patria Roja, que en todo momento demostraron lealtad y consecuencia.
No es convincente el razonamiento de Wiener que por tratarse de que Ollanta Humala es el principal candidato de la oposición al neoliberalismo, hay que allanarse de cualquier modo a sus esquemas, hay que aguantar sus insultos, hay que aceptar incluso ir en condición de subordinados, o invitados, sin potestad para discutir nada, agachando la cabeza ante el solo ofrecimiento de cupos para candidaturas parlamentarias. Para Wiener le resulta muy sencillo recomendar que en el altar del nacionalismo se sacrifique la inscripción, la dignidad y hasta la propia personalidad de las organizaciones. Para nosotros esos manejos no están en nuestra manera de hacer política. Hemos planteado muchas veces la unidad en torno a un proyecto de país y no a un candidato natural, menos a un caudillo. Nadie puede reprocharnos la falta de amplitud, voluntad, paciencia, flexibilidad que hemos mostrado para hacerla realidad. Tampoco puede negarse los infinitos esfuerzos que hemos hecho para cristalizar la alianza electoral con el PNP, aunque para Raúl Wiener sea puro cuento. Pero si todo ello cae en saco roto, ¿no está acaso en su derecho el MNI de trabajar otros escenarios?
Otra línea de ataque ha venido a propósito de las declaraciones periodísticas de Manuel Rodríguez Cuadros. Al respecto solo mencionamos que para nosotros la firma de una alianza no significa renuncia a nuestro perfil, visión del país y programa; entendemos que la alianza debe recoger las propuestas de las partes hasta llegar a un consenso de Plan de Gobierno, que es precisamente lo que se está trabajando en estos momentos.
Finalmente reiteramos que para nosotros ni el nacionalismo, ni los compañeros de la izquierda que han decidido acompañarlo, representan nuestros enemigos. Estamos en el mismo campo y no se nos ocurre desgastarnos en ataques mutuos que solo favorecen a la derecha. Solo reclamamos objetividad a la hora de analizar los hechos, no trillar los mismos caminos que llevaron al derrumbe de IU en los 80 ¿Es mucho pedir?
14.12.2010
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Partido Comunista del Perú
Patria Roja
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