Durante los días previos a las últimas elecciones presidenciales en
Estados Unidos, Jeff Dummy, un obrero que estaba instalando los
servicios de riego subterráneo de mi jardín, me dijo que iba a votar
en contra del entonces candidato Barack Obama. Me dio a conocer sus
motivos:
Ha dicho que va a reformar el sistema de salud. Eso quiere decir que
los hospitales, las medicinas y los profesionales van a estar al
servicio de todos.
Me pareció extraña la razón que aducía. Aparte de que cincuenta
millones de norteamericanos no tienen servicios de salud, el propio
que no posee un seguro médico, se ve obligado a pagar 300 dólares por
su dosis mensual de Lipitor. Si no compra ese fármaco, su colesterol
podría llegar a niveles incontrolables. Su vida correría peligro.
-No entiendo lo que me dice. Usted debería votar por Obama para gozar
del seguro de salud y evitar un riesgo de muerte.
-Es que se trata de una medida socialista-argumentó Jeff.-Los
servicios universales de salud son socialistas. Obama es un socialista
disimulado.
-Sinceramente, no lo creo, pero ¿que le importa usted eso?
-¡Cómo! ¿No se da cuenta?... Además de darnos un sistema gratuito de
salud, los socialistas van a internar en campos de concentración a
todas las personas mayores de cincuenta años.
Al buen Jeff Dummy le habían contado ese cuento por internet y por
televisión durante meses. Al parecer, la propaganda del miedo había
dado resultados. Felizmente, Obama resultó electo presidente por
encima de todas las paranoias.
La propaganda del miedo es la misma en todas partes. No tiene mucha
originalidad. En el Perú de nuestros días, se están usando cuentos y
artimañas que ya se utilizaron en México y El Salvador, por ejemplo.
En esta semana, he recibido unas cincuenta veces el supuesto reportaje
que una periodista alemana hace al candidato de Gana Perú. Según la
misma, Ollanta cree en el cinturón de castidad y en Hitler, y pretende
meter a todos los peruanos en un cuartel del ejército.
El miedo no se lleva bien con la inteligencia ni con el amor.
Aunque el texto era de por sí delirante, los correos me fueron
enviados por personas ansiosas de creer en ellos y que no vacilaban en
declarar: "Después de haber tenido la posibilidad de tener un
presidente blanco y de ojos azules, no queremos que otro cholo nos
venga a gobernar.Eso es espeluznante."
Pacientemente, he rastreado el Internet... y nada encuentro. No existe
el periódico aludido ni mucho menos la periodista. Más bien, a través
de su cuenta de Facebook, la verdadera Ulrike Baader está indignada
con quienes usan su nombre.
En otro email, una querida amiga mía me ruega que no vote por Ollanta.
"No puedes votar por ese hombre que les va a quitar la jubilación a
personas que tienen más de 40 años de trabajo. Te lo ruego."
En este caso, los propagandistas son aún más perversos. Se dirigen a
personas de la tercera edad con una historia que se vuelve contra
ellos. Como todos sabemos, más bien el gobierno de Fujimori cortó por
la mitad el monto de las pensiones de jubilación y eliminó la mayoría
de los beneficios sociales con el objeto de caerles simpático a las
empresas extranjeras.
En México y en El Salvador, la extrema derecha armó la ficción de que
esos países iban a formar una sola nación con Cuba y a Venezuela si
triunfaban las candidaturas populares.
En El Salvador advirtieron que el posible triunfo de la izquierda
significaría el cierre de todas las iglesias. La incoherencia y lo
canallesco de esta versión-supuestamente defensora del cristianismo-es
que era lanzada por el partido derechista ARENA, el mismo que financió
el asesinato del santo defensor de los pobres, el obispo Romero contra
quien dispararon los sicarios en el momento en que alzaba la hostia.
Esta es la propaganda del miedo. La arman y sustentan las voraces
corporaciones extranjeras, las únicas perjudicadas por el ascenso de
un gobierno popular que les exigirá pagar mejores precios por nuestros
productos naturales. Es alarmante el poder de manipulación y de
control de la opinión que tienen en un país que de veras es libre y
quiere votar libremente.
Han ensayado todos los trucos contra el candidato popular, pero todo
indica que Ollanta Humala va a ganar la presidencia. La propaganda del
miedo tiene un límite. El miedo no se lleva bien con la inteligencia
ni con el amor. Siempre llega el día en que triunfa la condición
humana.