Fecha: 8 de julio de 2012 23:57
La siniestra opinión de Fernando de Szyszlo
La "vaca sagrada" del arte oficial que baila Conga
Por: Ernesto Toledo Brückmann
¿Exceso de trabajo?, ¿desvarío senil?, ¿protagonismo en los medios de comunicación?, ¿abanderado de la posición reaccionaria de los intelectuales?; estas y más interrogantes pretenden explicar la muy destinada opinión del artista Fernando de Szyszlo, quien calificó de "persona siniestra" al presidente regional de Cajamarca Gregorio Santos.
De su respetada opinión- aunque no compartida- respecto a que "el Proyecto Conga sí va", a la formulación de agravios, hay una distancia muy larga para quienes apuestan por el diálogo y el debate pero muy corta para los que siguen creyendo que el Perú debe ser propiedad de muy pocos.
Contrariamente a lo declarado por Szyszlo, el análisis de su obra pictórica se realiza con el rigor de las ciencias sociales, sin recurrir a la diatriba, al insulto ni a la adjetivación satánica; para ello se precisan conceptos claros y sencillos que permitan llegar al pueblo.
Queda claro que en toda manifestación humana se impregna el sello de clase y la condición social del hombre en relación a la producción, involucrando al obrero, maestro, campesino o patrón; ello define en gran parte el color político, su orientación o posición de clase. Como el arte no es la excepción, las alucinaciones de Szyszlo contemplan un "complot" contra el Perú, perpetrado por Santos, Wilfredo Saavedra y el padre Marco Arana. Si de ello hablamos, más de uno denunciaría el "complot" de una elite oligárquica para privilegiar a "su pintor", menospreciando al resto de los artistas nacionales.
Quienes piensan que la opinión política de Szyszlo es "opinión autorizada" por hecho de llenar las páginas culturales de una prensa elitista, están equivocados. El arte de Szyszlo adorna las amplias salas de los bancos, empresas transnacionales de la industria y el comercio mientras que millonarios cuelgan ufanos sus cuadros en residencias como expresión del poder económico y político. La dialéctica nos demuestra que una obra de Szyszlo no se luce en un local sindical, una escuela pública o la casa de un humilde obrero, campesino o maestro. Objetivamente un dirigente cajamarquino, un rondero chotano o un escolar de Celendín saben más de César Vallejo, José Carlos Mariátegui o José María Arguedas que de Fernando de Szyszlo; paralelamente Fernando de Szyszlo sabe muy poco de Cajamarca, de ahí que por consciencia de clase, defienda los intereses de quienes sí aprecian su arte.
Con su aseveración ofuscada: "no sé qué espera la gente pensante para darles la espalda" Szyszlo califica de "no pensantes" a quienes rechazan el proyecto Conga. Según el pintor, son "pensantes" apenas el 1.5% de cajamarquinos integrantes de la PEA que se dedica a la minería y "no pensantes" en 66% de cajamarquinos, quienes se dedican a la agricultura y ganadería.
Debemos partir por reconocer que aquel pequeño cenáculo de "entendidos" de su arte forman parte de los derrotados en las pasadas elecciones ediles y presidenciales; quienes "son capaces de interpretar su obra" son los encopetados representantes de la banca, la industria, el comercio y el "jet set" que entre cena de caviar y tragos de wihsky calman sus penas avaluando sus cuadros en miles de dólares y gozando del triunfo arranchado al pueblo luego de la segunda vuelta electoral.
Aquellas relucientes lupas que usan sus sofisticados seguidores, a fin de aparentar "sabiduría y entendimiento" a la hora de mirar con "asombro" sus cuadros, jamás serán usadas para mirar Cajamarca y a su pueblo de cerca. Quienes exclaman: "genial", "excelente", "maravilloso", sin entender el contenido de sus cuadros son los mismos que hoy le dan cobertura en el diario El Comercio o en RPP porque lo consideran un "líder de opinión".
Aunque- según modesta opinión del autor de este artículo- la pintura abstracta es la negación del realismo objetivo, ausentándose de la gran dinámica social del hombre y la belleza de la naturaleza, los medios "oficiales" presentan a Szyszlo como una "vaca sagrada"; ahora resulta que nos encontramos con el profeta que vaticina la desaparición de lo que llama "izquierda radical". La rabia de Szyszlo le hace por momentos perder la compostura: "Todo lo que estaba ganando el Perú hoy lo ponen en peligro unos radicales analfabetos".
La democracia permite que todos hablen, aunque en el Perú tengan más oportunidades quienes conforman el exclusivo club de "las vacas sagradas" Si la democracia también da lugar a que el zapatero opine sobre microbiología, ¿porqué un pintor no podría defender la minería?; sin embargo, si una recomendación podría dársele al insigne pintor es que siga opinando de arte, que si nunca afinó su brocha y pintó con el sentimiento del pueblo, al menos no se vuelva interlocutor de Roque Benavides.
Si hace unas semanas atrás señaló textualmente: "Lo único que me importa ahora es pintar porque ya siento que se me ha acabado el tiempo. Que estoy jugando, como dicen en fútbol, los descuentos", sea consecuente con ello.
