El primer elemento se refiere, ciertamente, a la situación material de los trabajadores de la educación en materia de salarios y condiciones de vida. Maestros mal pagados no puede ejecutar su trabajo. Con mucha frecuencia los profesores se ven forzados a buscar ingresos adicionales a los que perciben por el Servicio Educativo. Hacen, lo que popularmente se conoce como "cachuelos", es decir, se agencias de recursos excepcionales que les permiten enfrentar el costo vida y solventar sus gastos más elementales. Y muchas veces se trata no de un ingreso adicional, sino de dos, lo que obliga al profesor a trabajar entre 16 y 18 horas al día a fin de percibir un salario elementalmente decoroso. Un maestro, en esas condiciones, carece de recursos para adquirir libros, culturizarse o gozar de un simple esparcimiento que le permita rendir mejor más adelante. Por eso llega a la actividad docente virtualmente agotado y sin aliciente. Defrauda, en ese marco, los requerimientos del educando. Do eso es de por sí muy grave, lo es aun más en la circunstancia en la que, perdida la ilusión por el trabajo docente, el maestro llega a la concusión que no tiene obligación alguna con sus alumnos: "para lo que me pagan ¿Qué me voy a esforzar?", suele decir en esa circunstancia cuando he perdido ya no solo el entusiasmo, sino también la moral de combate que es consustancial a la profesión magisterial. Porque eso ocurre, el maestro se presenta desgarbado y mal trajeado ante sus alumnos, con unos pocos libros viejos y significativamente deteriorados y sin consideración alguna por los estudiantes y los padres de familia, que lo observan con creciente desconfianza. La lucha por recuperar la dignidad perdida y calificar mejor el servicio educativo constituye, en este marco, el principal deber de los Maestros, recogiendo las indispensables enseñanzas de José Antonio Encinas y Walter Peñaloza El segundo elemento, tiene que ver con la precaria auto estima que abate hoy al trabajador de la enseñanza. Cuando el Maestro se muestra en el proceso educativo con las debilidades que se registran de manera cotidiana, pierde complemente el respeto y la consideración de sus alumnos. Y un profesor que no se percibe estimado, que no se siente querido, comprendido ni apoyo por quienes deben recibir su esfuerzo educativo, será por cierto incapaz de cumplir adecuadamente la función docente. Para que el profesor pueda trabajar con propiedad en el aula tiene que sentirse querido y apreciado por sus alumnos y por la comunidad educativa. De lo contrario, simplemente no estará en aptitud de cumplir con su tarea. Pero el cariño de los alumnos no es automático. Ni obligatorio. El alumno puede obedecer al Maestro porque formalmente aparece como tal, pero eso no es en absoluto suficiente, porque no se trata de obediencia, sino de vínculo afectivo entre el profesor y sus discípulos. Y es que el docente no es propiamente un trasmisor de conocimientos, sino un formador de la personalidad. Y jamás podrá formar la personalidad de un educando que lo resiste, que lo desprecia, o que simplemente no lo valora como corresponde. En nuestro tiempo, y no solamente en nuestro país- se ha registrado un fenómeno extremadamente peligroso: como el alumno tiene la posibilidad de acceder a la información y al conocimiento por vía de la tecnología, suele llegar a la conclusión que no necesita del Maestro. Y más aún, llega a sentir que el Maestro le estorba, en la medida que busca controlar por lo menos parcialmente su fuente informática. Eso le condiciona sentimientos adversos en relación al profesor, al que llega a detestar si comprueba, adicionalmente, que éste no corresponde al ideal humano que debiera. Porque eso es así, se ha registrado numerosos casos en los que los alumnos faltan el respeto a sus maestros o actúan sin admitir incidencia alguna de su parte en el quehacer educativo. Cuando eso ocurre, el Maestro puede considerar como absoluta razón que ha fracasado en su tarea. Y esto se ha agravado, ciertamente, con las recientes disposiciones adoptadas por el gobierno de García y que se orientan a permitir que cualquier profesional ejerza la función docente. Obrar de ese modo, es sin duda rebajar y envilecer una profesión altamente calificada. Y el tercer escenario tiene que ver con el mensaje que la sociedad trasmite, y condiciona, a los jóvenes de nuestro tiempo alcanzando muchos éxito para tal fin, que lo que el Maestro anhela forjar en el educando. Bien sabemos que la esencia del "modelo" neo liberal radica en la afirmación del "yo" y el menosprecio del "nosotros". En este contexto, el individualismo campea, y el joven "siente" que su deber consiste en "triunfar él", sin tomar para nada en cuenta al medio que lo rodea. Cuando ese "afán de victoria" se suma al concepto que todo vale `para lograrla, estamos ante el carrerismo y el exitismo de la sociedad de nuestro tiempo, en el que lo fundamental es vencer a los demás de cualquier modo y a cualquier precio. En tal escenario, los valores de la solidaridad, el respeto a los demás, la consideración humana; simplemente desaparecen- Y en su lugar asoman los consejos consumistas del capitalismo más salvaje. Los afectos, se miden por regalos. Mientras costosos sean, expresan mejor el sentimiento del obsequiante. El que quiere, gasta. Y el que no gasta –independientemente que no pueda hacerlo- es simplemente un perdedor y un fracasado. Tal en síntesis, el "modelo" en boga Ellos confirman lo que sabiamente dijera Aníbal Ponce en su momento: "la burguesía no ha sido capaz de procurar a las masas durante ese lapso de tiempo ni siquiera la enseñanza mínima que estaba en su interés asegurarles". Por eso, la educación en nuestro país no solamente vive afectada por una crisis permanente, sino que constituye el más monumental de los fracasos de la Clase Dominante en todos sus sentidos.
Por: Gustavo Espnoza M.
Aunque no tendría por qué ser necesariamente así, el Magisterio siente sobre sus hombros de manera muy directa la crisis de la educación. Ella incide en tres escenarios básicos que condicionan realmente la función docente y que afectan severamente el proceso educativo. Veamos.
¡UNIDAD PARA LUCHAR,UNIDAD PARA VENCER!
Estimados maestros y maestras:
Estamos atravesando circunstancias difíciles para el magisterio y la educación pública. El mensaje presidencial por fiestas patrias ha hecho más evidente el abandono, por parte de Ollanta, de sus compromisos electorales y la continuidad del modelo neoliberal.
Lejos de cumplir con lo ofrecido al magisterio y lo avanzado en la mesa de diálogo, respecto del urgente incremento de remuneraciones y pensiones, así como el pago de la deuda histórica, lo que tenemos es una propuesta de una "Ley de Desarrollo Docente" que, por presión de los defensores de la mal llamada Ley de CPM, hasta le han cambiado de nombre y, hasta donde se conoce por la versión no oficial que está circulando, en el marco del ahorro fiscal que exige el Ministerio de Economía, por orden del FMI, pretende anular los más importantes beneficios económicos y hasta rebajar los niveles alcanzados por los maestros comprendidos en la Ley 24029 – 25212.
Sin embargo, el SUTEP cuenta con el Anteproyecto de Ley del Profesorado, que luego de ser aprobado en dos convenciones nacionales sucesivas y de una amplia difusión, ha sido presentado al Congreso de la República por intermedio del Colegio de Profesores del Perú. Tal como lo ha aprobado la V Asamblea Nacional de Delegados del SUTEP, del 02 de agosto, exigimos el más amplio debate de ambas propuestas con la participación de los directamente involucrados como somos los maestros.
Entre otras cosas, debemos exigir:
1) Aumento para todos los maestros (desde el piso salarial) y proporcionalmente a los niveles. ¡No a la rebaja de los sueldos!
2) Respeto a los niveles alcanzados en las respectivas leyes (24029 y 29062) no a las "reubicaciones" arbitrarias y sin criterio pedagógico. ¡No a la rebaja de niveles!
3) Carrera de 5 niveles y desarrollo meritocrático (por evaluación) para los ascensos.
4) Evaluación que incida principalmente en el desempeño en el aula o la función que se ejerza.
5) Respeto a todas las bonificaciones y asignaciones conquistadas.
6) Respeto de la estabilidad laboral.
7) Desarrollo magisterial con equidad, no a la condena del 70% de maestros a una "carrera" de dos niveles (29062).
Lamentablemente en esta lucha tenemos dos distractivos: por un lado los defensores de la mal llamada Ley de CPM de Chang y García, que plantean no tocar ese engendro y "ni un sol de aumento si no es previa evaluación"; y, por otro lado el anarquismo divisionista que le hace el juego a los enemigos del magisterio y que tras el objetivo de legitimar al movadef de sendero luminoso, para buscar la amnistía de Fujimori, Montesinos y Abimael Guzmán, han promovido una huelga de una minoría del magisterio del sur del país, generando ante la opinión pública la imagen de un sindicato dividido, que sólo favorece a los implementadores de la reforma educativa neoliberal, privatista y antimagisterial. No es la primera vez que lo hacen: en el 2003, con su accionar divisionista, dieron motivo para la declaratoria del estado de emergencia y la posterior aprobación de la Ley General de Educación 28044 que da inicio a la "evaluación para la permanencia"; en el 2007, igualmente promovieron una huelga divisionista que permitió la dación de la Ley 29062 mal llamada de CPM de Chang.
Hoy requerimos de la más amplia unidad para enfrentar esta situación. Además del amplio debate para el que debemos estar preparados, en base a nuestra propuesta, necesitamos estar mentalizados para las más diversas acciones de masas que debemos implementar en el momento oportuno, sobre todo cuando se inicie el debate en el Congreso, incluida la huelga. Participemos activamente en las reuniones de estudio y debate de la Ley el 10 de agosto y garanticemos la presencia de nuestros delegados en la Convención Nacional Extraordinaria del 18 de agosto. Pongamos en tensión todas nuestras fuerzas.
Rene Ramírez Puerta
Secretario General SUTEP