Por Julio Yovera B.
El Perú, este país trágico y maravilloso a la vez, le dio temática y sensibilidad a poetas y escritores como César Vallejo, Oquendo, Abraham Valdelomar, Juan Gonzalo Rose, Javier Heraud, entre los líridas, y también a López Albújar, Ciro Alegría, Ramón Ribeyro, José María Arguedas, Oswaldo Reinoso, y Mario Vargas Llosa, entre los representantes de la narrativa.
Hace unas horas se ha anunciado al mundo que el ganador del Premio Nóbel de Literatura del 2010 es Mario Vargas Llosa. Premio merecido sin duda. Premio esperado. No en vano es el logro más grande al que puede aspirar un escritor. Nos alegra que un peruano y latinoamericano le dé honores a la lengua de Cervantes, como antes lo hicieron Gabriela Mistral, Miguel Angel Asturias, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Octavio Paz.Mario Vargas Llosa, en el ambiente intelectual goza de reconocimiento por la vastedad y calidad de su obra; sin embargo, su pensamiento ideológico genera debate y polémica, aunque en los últimos tiempos ha expresado sus críticas frontales y sinceras, como corresponde a un hombre libre.
Ha cuestionado la ignorancia de las clases sociales dominantes del Perú y ha denunciado los intentos de sectores fascistas que amparándose en los círculos del poder y del gobierno, pretendían liberara a sujetos ya sentenciados por sus horrendos crímenes y violación de los derechos humanos. Nunca olvidaremos que una carta de Mario Vargas Llosa al gobierno obligó a éste a retroceder y renunciar a lo que ya era una maniobra anunciada.
La ciudadanía sana y normal lo mira con enorme simpatía y por eso saluda y celebra la noticia, y acaso sea un buen motivo para que los no lectores del Perú (que son los más) busquen a partir de ahora sus obras.
Esperamos que así como ratificó cada día su vocación literaria, ratifique también su condición de defensor indeclinable de los derechos humanos.
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