OPINIÓN: Réplica a Los leprosos del SUTEP
En este mismo blog (CPM), con fecha 29 de octubre de 2010, se publica un escrito titulado Los leprosos del SUTEP. En los párrafos iniciales se describe los ataques macartistas y cavernarios a los ex dirigentes del Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP), que militan en el partido político Patria Roja y el Movimiento Nueva Izquierda (MNI), en el contexto de las últimas elecciones municipales en Lima. Como es conocido, estas organizaciones forman parte de la confluencia que apoyó a la electa alcaldesa Susana Villarán, y que la derecha se empeñó en desprestigiar y enlodar.
Crispín Piritaño en el desarrollo de su exposición, líneas más abajo, se aúna al coro de satanización colmada de mentiras e infamias que la derecha recalcitrante (Unidad Nacional, PPC) y los devaneos oportunistas del APRA, lanzaron contra la izquierda y los sectores progresistas. Al servicio de esta campaña estuvieron los periódicos Correo, Expreso, La Razón, El Comercio.
Juzga, a la ligera, como "sanguijuelas" a los dirigentes de la organización sindical y de la entidad financiera Derrama Magisterial. Reniega porque los lideres o directivos de esas entidades pertenecen a Patria Roja y que, según Crispín, no se permite la participación de profesores de otros sectores políticos antagónicos.
El SUTEP es resultado de sostenidas jornadas de resistencia, desde inicios de la década del setenta, a los gobiernos de turno que siempre maltrataron y ningunearon los reclamos de los maestros peruanos. Fue en julio de 1972, en el Primer Congreso Nacional del Cusco, que los profesores con renovados ideales lograron protagonismo y dieron origen al Sindicato Único de Trabajadores del Perú (para su posterior reconocimiento legal se modificó el término Único por Unitario), que representa y aglutina sin excepción a todos los profesores del país.
Antes de este evento existían gremios diversos: Sindicato de profesores de educación secundaria, Sindicato de profesores de educación primaria, de educación física, de educación técnica, etcétera. Los reclamos fracasaban porque no había unidad, además de la existencia de dirigentes magisteriales corruptos que se coludían con los funcionarios del Estado para traicionar a sus afiliados.
En el Cusco histórico se logra la unificación plena del magisterio; fue elegido como primer Secretario general del SUTEP el moqueguano Horacio Zevallos Gámez. Este maestro de educación primaria, al lado de otros colegas que provenían de otras tiendas políticas defendieron desde entonces los fueros sindicales: Pedro Armacanqui Flores, Arturo Sánchez Vicente, Ina Socorro Castañeda, Abel Callirgos, Sandra Nájar, Gróver Pango (este último, militante aprista y que llegó a ser ministro de educación en el primer gobierno de Alan García), la lista de luchadores es extensa.
Evidencia excepcional, no única, de las luchas sindicales son las dos prolongadas huelgas: la de 1978, que duró dos meses y medio (72 días) y que logró conquistas parciales del pliego de reclamos, y la 1979 con paralización de labores durante 118 días (dos meses sin sueldo), en cuyo desarrollo se realizaron toma de locales escolares, huelgas de hambre, ollas comunes. Cuando la huelga se radicalizó el gobierno militar de Morales Bermúdez arreció la represión: encarcelamientos, despidos masivos, deportaciones de los dirigentes y activistas del gremio. Hubo, por tanto, continuos periodos de trabajo sindical clandestino.
Horacio fue perseguido y hostilizado, preso en el cuartel policial "El Potao", después en los calabozos de la comisaría Alipio Ponce del Callao, en el penal "El Sepa" (ubicado en la Selva), en el hospital de policía; junto a él, reitero, cientos de profesores dirigentes y de base de todo el territorio nacional. Producto de esos maltratos y privaciones contrajo tuberculosis pulmonar y más tarde se complicó la diabetes que padecía. Murió en la plenitud de su existencia, dando ejemplo de lucha constante, consecuencia con sus ideales, palabra y praxis que en el fragor del combate se engarzó con los intereses, anhelos y perspectivas del pueblo.
La auténtica historia del sindicalismo peruano de las postrimerías del siglo XX está pendiente de rescatarse y escribirse. El SUTEP puso su contribución en la consolidación de ese movimiento, verbigracia: su activa participación el gloriosos Paro Nacional del 19 de julio de 1977, que forzó la salida del general Morales Bermúdez del poder.
El SUTEP, con sus errores y desaciertos, sus estancamientos y avances, sus triunfos y derrotas, es percibido por el magisterio peruano como un proceso permanente de lealtad y confrontación para el logro de sus reivindicaciones más sentidas. La historia es fructífera. La lucha continúa.
Lima, noviembre de 2010
http://celendinpm2.blogspot.com/2010/11/opinion-replica-los-leprosos-del-sutep.html