El Tiempo, Piura, 29 de julio del 2010
León Trahtemberg:
Me suscitan dos reacciones el discurso presidencial.
1) Irritación que genera un líder que cuando habla de los logros del gobierno dice "hemos" (poniéndose orgullosamente al frente), pero cuando obligado por la notoria corrupción, inseguridad, ineficiencia en la descentralización se ve obligado a reconocer las deficiencias del gobierno, se abstrae de la responsabilidad y señala como culpables a las instituciones y otros actores por su ineficiencia, corrupción y descoordinación. "Los éxitos son míos, los fracasos de otros". Eso nunca generará mayoritarias simpatías ni identificación con la autoridad (como lo evidencian las encuestas).
2) La distancia entre las obras y la interpretación que el gobernante hace de sus alcances. El presidente García dice que ha iniciado una reforma de la educación porque se ha evaluado al 80% de los profesores, capacitado a 133,000 profesores, reconstruido en Lima 21 colegios emblemáticos y se alfabetizó a 1'100,000 peruanos. Francamente no veo qué reforma educativa es esa que invierte algo en infraestructura y procesos de evaluación de alumnos y profesores, sin acompañarlo de una efectiva renovación de los obsoletos paradigmas para la formación y capacitación docente, así como para la enseñanza en las clases, teniendo como resultado un escasísimo aprendizaje por parte de los alumnos. Y los alfabetizados ¿qué es lo que realmente aprendieron a leer y escribir?
En suma, nada nuevo en el tema educativo. Grandes cifras para uso de propaganda electoral, sin renovación docente ni mejoramiento sustantivo en el desempeño de los alumnos. En educación nos espera un año igual al anterior.