"Rechazamos, en un modo respetuoso, pero de la manera más categórica que, con el argumento de modernizar el sistema universitario nacional, en los hechos, se termine por profundizar la privatización y mercantilización del sistema universitario". Estas fueron las palabras del Rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez, en la ceremonia de reasunción en su cargo, luego de ganar por segunda vez las elecciones.
El destinatario de las críticas, era el Presidente Sebastián Piñera, que se encontraba presente en la ceremonia, ya que el rector Pérez lo condecoraría como Patrono de la Casa de Bello, tal como lo dispone la ley orgánica de la universidad.
La ceremonia estuvo encendida e incluso tuvo que actuar carabineros para reprimir, contener y detener a decenas de estudiantes que llegaron hasta la Casa Central para protestar en contra del actual gobierno. Luego de que la situación se calmara, Piñera tuvo tiempo para responder a la crítica del rector Pérez y por todos quienes hasta la fecha han señalado lo que es evidente: la derecha está aprovechando su estancia en el poder Ejecutivo para terminar con todas las tareas que le quedan pendientes en el item privatizaciones. Y, desde la perspectiva neoliberal, la educación pública es un muy buen nicho al cual seguir exprimiendo dinero.
Piñera en su alocución formuló otra cosa. "Nada más lejos de la voluntad de este gobierno que reducir el presupuesto de las universidades públicas, todo lo contrario", dijo el primer mandatario, palabras que seguramente le serán recordadas al momento de que se conozca por completo el proyecto.
Anunciando por la prensa
El nuevo capítulo de la defensa de la educación pública se inició el pasado 20 de junio cuando el encargado para la educación superior del MINEDUC, Juan José Ugarte, concedió una entrevista a un matutino, en la cual explicó los ejes de la agenda del gobierno, la cual contiene, entre otros puntos, una reforma a la institucionalidad de la educación superior (ES), la creación de un sistema único de créditos y becas, el cambio del financiamiento a las universidades reforzando los fondos concursables y los convenios de desempeño, una revisión a Becas Chile y una mayor información en torno a la acreditación de las carreras.
El punto referido a la nueva institucionalidad de la ES es el que saca más ronchas, pues en la práctica, lo que el Ejecutivo pretende es agrupar por un lado a las 177 instituciones que entregan educación terciaria (CFT's, Institutos, Escuelas Superiores, entre otros); y en otro grupo y en igualdad de condiciones, a las 60 universidades del país, 25 tradicionales y 35 privadas.
Ugarte justifica esta reforma y el nuevo sistema de financiamiento a la ES, amparándose en los requerimientos de la OCDE en materia educativa, una especie de norma tipo para todos los países que deseen y se sientan orgullosos de pertenecer al denominado "club de los países ricos". Además, recalca que el actual sistema está pensado para una institucionalidad decimonónica , por lo cual ya es prudente avanzar hacia algo más acorde con los tiempos del neoliberalismo. En respuesta a este reportaje y a los posteriores anuncios hechos por el propio titular de la cartera, Joaquín Lavín y por su jefe directo, el Presidente, surgieron todas las voces que apuestan por una defensa cerrada de la educación pública y por otro tipo de trato por parte del Ejecutivo.
De partida, arreciaron las críticas por haber anunciado por la prensa esta reforma y no mediante canales más tradicionales. En segundo orden, la comisión de educación de la Cámara Baja acordó el pasado jueves 24, citar a Lavín para que informe sobre el proyecto para no seguir especulando por la prensa. También acordaron invitar al rector Pérez y a su par de la USACH, Juan Manuel Zolezzi y manifestaron interés en que también estén presentes representantes del CONFECH.
Lo que se intenta dilucidar no es un tema menor, ya que está en juego la continuidad de las actuales universidades públicas, en especial las de provincia que cuentan con un mayor porcentaje de aporte estatal en sus presupuestos. La eventual reforma al sistema universitario tendría implicaciones directas con el aporte económico que entrega el Estado a las casas de estudio del Consejo de Rectores (Aporte Fiscal Directo, Aporte Fiscal Indirecto y fondos concursables). Más aún, según lo que se desprende de las declaraciones de Ugarte y de Lavín, las medidas también apuntan a que se pueda terminar con estas fuentes de financiamiento directo e indirecto, dejando solamente a los fondos concursables para obtener recursos, por los que tendrían que competir todas las universidades, sin importar el carácter de su propiedad y en donde hasta el momento las entidades privadas contaban con algunos cortapisas para participar. Es preciso recordar que, desde el propio ministro de la cartera, existen muchos personeros del actual gobierno que tienen algún tipo de participación directa en casas de estudio privadas, incluso formando parte del directorio o asumiendo labores académicas.
Entonces vuelve a la palestra el tema de los conflictos de intereses entre el sector público y el privado y en cómo se resuelven estas materias. Nadie puede quedar indiferente cuando los encargados de dirigir al país intentan implementar un sistema que amplía la asignación de recursos estatales a instituciones privadas que tienen como principal eje de gestión la obtención de dividendos y saldos positivos, por sobre la formación profesional, la investigación académica, el desarrollo científico y el bienestar estudiantil.
Y si a esto le agregamos que en esas instituciones privadas, con un claro perfil económico y con fines de lucro, existen personeros del mismo gobierno participando activamente o con sus cargos congelados, la situación comienza a volverse turbia. Golpe final a la U de Chile.
Hay quienes han querido ver en esta arremetida del Ejecutivo un último zarpazo a la Universidad de Chile, como estocada final para culminar con el proceso iniciado durante la dictadura de Pinochet en contra de la educación pública, el cual tuvo como ejes fundamentales la municipalización de la educación primaria y secundaria; el término de la educación superior gratuita; y el nacimiento de nuevas universidades, no tradicionales y en manos de privados, las cuales proliferaron a partir de la década de los 90.
Particularmente, la casa de Bello se vio profundamente afectada luego de que los esbirros de la dictadura se dieran a la tarea de desmembrarla, quitándole su potestad en regiones, en donde mantenían numerosas cedes y permitían que miles de chilenos accedieran a la ES de calidad en sus propias ciudades. Es así como surgieron nuevas universidades, cada cual administrada durante dictadura por rectores ad hok, muchos de los cuales continuaron en sus cargos o en alguno menor, hasta bien entrada la democracia.
Y es ahora, con esta última propuesta del Ejecutivo como telón de fondo, muchos creen que la derecha se apresta a dar el paso final hacia la privatización completa de la ES, homlogando a todas las universidades bajo un criterio único y permitiendo que tengan igual acceso a los recursos fiscales, que también se pretende recortar.
¿Y que pasará con Becas Chile?
Otro punto mencionado por los personeros de gobierno y fuertemente criticado por la oposición ha sido la intención de modificar uno de los proyectos estelares de Michelle Bachelet referidos a la educación pública: las Becas Chile.
En su oportunidad, Bachelet anunció que, mediante un fondo único para una década de unos U$ 6000 millones, se podría entregar formación académica de excelencia en casas de estudio en el extranjero a unos 30 mil estudiantes chilenos. En eso básicamente consiste el beneficio de las Becas Chile, que entregan fondos para estudiantes que deseen complementar sus carreras con estudios de postgrado y doctorados.
Sin embargo y desde un principio, los nuevos encargados de la educación pública pusieron sus ojos en esa enorme cantidad de fondos y pronto se empezaron a escuchar las voces que hablaban de "abaratar costos" o de "democratizar" esos fondos para que más estudiantes tuvieran acceso.
Y han encontrado la manera ideal para hacerlo pues, dentro de este mega proyecto de transformación al sistema de educación superior, se quiere incorporar una reforma a Becas Chile que permita a los estudiantes postular a programas nacionales de excelencia que tengan pasantías internacionales, aumentando con ello el número de becas, ya que los programas de estudio nacionales son más económicos. Además, se estudia la posibilidad de que los fondos no sean entregados bajo el sistema de becas, sino que a través de créditos blandos y de un mecanismo similar al de los créditos Corfo.
Pero eso no es todo, pues, si existe algún sector en donde las universidades privadas aventajan claramente a las públicas, es en su conectividad con entidades extranjeras para realizar pasantías y estudios de post grado. ¿Adivina hacia a dónde apunta la reforma a las becas de excelencia?
Al parecer, nuevamente se hace patente que "la nueva forma de gobernar" va muy de la mano con los negocios y con la manera de aumentar las arcas de unos pocos que controlan mucho o casi todo. Si durante los 20 años de la Concertación, las universidades privadas obtuvieron tranquilamente utilidades que les permitieron expandirse de manera extraordinaria y si incluso llegaron a concentrar casi la totalidad de los aportes que el mismo sector privado entrega a la formación de sus sucesores, hoy parece que no les basta y van aún por más.
Pero como se sabe, cuando se intenta apurar las ganancias y obtener el máximo de dividendos, finalmente se termina matando la gallina de los huevos de oro. Y en esta pasada, ni los estudiantes, ni los rectores, ni los académicos estarán dispuestos a que se continúe con el negociado